Durante la III Convención Internacional IslaCiencia 2025, Leonardo Cruz Cabrera —Doctor en Ciencias y profesor titular de la Universidad de Isla de la Juventud Jesús Montané Oropesa— presentó un diagnóstico integral sobre los desafíos y oportunidades del desarrollo local en el municipio especial.
Su exposición abordó aspectos políticos, económicos, ambientales, tecnológicos y sociales, con propuestas concretas para transformar el modelo de gestión territorial; señaló entre las barreras estructurales, la obsolescencia empresarial, la débil supervisión de servicios básicos, la falta de cultura de mejora continua y la escasa aplicación de herramientas modernas de dirección, y alertó sobre el impacto de la corrupción, agravado por la ausencia de mecanismos de control efectivos.
Uno de los temas más preocupantes de su disertación fue el decrecimiento poblacional.
Según datos oficiales, el municipio especial perdió en 2024 cerca de nueve mil habitantes por migración, envejecimiento y fallecimientos; de continuar esta tendencia, para 2044 la población podría reducirse a 60 mil personas, con solo 34 mil económicamente activas, con impactos en sectores clave como la salud, la educación y el turismo.
Esta situación, vinculada a la percepción de falta de oportunidades, exige repensar el modelo de desarrollo con una visión estratégica e inclusiva, preciso.
En el plano legal, el académico destacó la existencia de una base normativa robusta en Cuba —más de 50 leyes, 115 decretos-leyes y numerosas resoluciones desde 2019— además del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030; sin embargo, criticó el inmovilismo institucional y llamó a implementar efectivamente estas políticas.
La futura aprobación de leyes como la de Ciencia y la de Municipios fortalecería la autonomía territorial y corregiría desequilibrios provocados por políticas que favorecen a macroempresas, afirmó.
Territorialmente, resaltó el valor estratégico del sistema hidráulico con 14 presas y siete micropresas. Sugirió aprovechar el agua, como recurso vital, no solo para la agricultura, sino también para el desarrollo de la acuicultura y actividades recreativas como paseos en bote de vela. “En Sabana Grande, por ejemplo, se alcanzas rendimientos de hasta seis toneladas de arroz por hectárea.
Cruz Cabrera destacó —en el ámbito agrícola y ganadero— el uso de tecnologías como el riego automatizado desde dispositivos móviles; aunque Isla de la Juventud no cuenta con suelos de tipología uno, sí dispone de otros de tipología dos, tres y cuatro que pueden ser productivos con prácticas adecuadas.
Además, con más del 59 por ciento (%) de superficie boscosa, propuso el fomento de programas de ganado mayor en zonas húmedas y cría del ovino-caprino en áreas más secas, para reducir la dependencia de insumos externos. También mencionó el potencial de la producción de miel, limitada actualmente por la falta de infraestructura local.
Subrayó la importancia de conectar a los productores locales con el mercado, eliminar barreras burocráticas y aplicar buenas prácticas internacionales. En transporte, propuso invertir en un aeropuerto internacional y mejorar la infraestructura portuaria, además alertó sobre el deterioro del sistema marítimo y la falta de servicios certificados para embarcaciones internacionales.
Sobre la transición energética, destacó el potencial del relieve insular para implementar vehículos eléctricos adaptados a las condiciones geográficas, y sugirió establecer una sucursal de una agencia de energía renovable para facilitar el acceso a tecnologías limpias.
Mientras en el ámbito académico y técnico, propuso diseñar cursos de ciclo corto en pesca y energías renovables, y potenciar la maestría en gestión y saneamiento ambiental. De igual modo, identificó sectores con gran potencial como la minería, las aguas minero-medicinales, el sector forestal y la agricultura, especialmente en frutales y ganadería.
Cruz Cabrera concluyó que el desarrollo sostenible de Isla de la Juventud requiere un enfoque sistémico —que conecte recursos naturales, tecnológicos, económicos y humanos— basado en el trabajo en equipo, la escucha activa y la toma de decisiones colectivas.