Pensar en positivo en cuanto a la vejez hará que su enfrentamiento y paso por la adultez sea menos traumático. Son muchos los cambios y salta a la vista que la lozanía de antaño pasa a segundo plano, para lo cual no todos estamos preparados. Por eso con este material pretendo sugerirle cómo disfrutar de cada etapa y llegar a la tercera edad con expectativas y, sobre todo, activo física y mentalmente.
Se trata de un proceso gradual y adaptativo de tipo biológico, psicológico y social, que se revela como consecuencia del paso de los años; y no se refleja por igual en hombres y mujeres. A estas últimas, tales transformaciones las afectan en mayor medida debido a causas como una mayor pérdida de calcio y por factores genéticos y hormonales.
No seremos los mismos de antes, y estar a tono con ese otro reto conlleva ponerse metas y tener en cuenta que la salud es vital, y tendrá la que le corresponda a su grupo etario, siempre y cuando sea un abordaje disciplinado.
Esta redactora transcurre por el aprendizaje de adaptarse a los nuevos modos y hábitos de existencia. Nunca me preocupé de esto, quizás si lo hubiese hecho todo fluiría más “suavemente”.
Hoy descubro nuevas capacidades limitadas, solo que ser consciente de ello implica una perspectiva de amplio espectro: pensar en mente y cuerpo sanos, incluso más allá de los 60.
El envejecimiento inicia en la edad adulta temprana y un poco antes muchas funciones del cuerpo comienzan a disminuir gradualmente. No hay edad determinada que convierta al individuo en un anciano.
Factores de riesgo modificables tales como el tabaquismo, el sedentarismo, estrés, alcoholismo, sobrepeso, la malnutrición o no acudir a tiempo a los servicios de salud, contribuyen sustancialmente a que la vejez se instale con mayor o menor intensidad.
- RECOMENDAMOS LEER - Cuba: el envejecimiento, principal reto en el ámbito demográfico
Expertos sugieren, por ejemplo, velar por el buen dormir en cantidad y calidad, lo cual proporciona descanso y recuperación de energías para emprender una nueva jornada.
Uno de los fenómenos sociales de superior impacto en este siglo es el envejecimiento de la población, e incluso desde el periodo precedente la Organización Mundial de la Salud llamaba la atención sobre la importancia de tomar en cuenta su tendencia.
“El fenómeno, se asocia no solo al aumento de la proporción de ancianos, sino también a una disminución de la proporción de niños y jóvenes entre cero y 14 años, que incide en la economía, la familia, los servicios, el reemplazo del capital humano, la seguridad social y en los elevados costos de atención médico/epidemiológico”, refiere un documento de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei), citado por Cubadebate.
Ante una realidad que irremediablemente llegará a todos, lamentarse no es en modo alguno el camino, ni tampoco ir al galeno a cada instante. Instrúyase, conozca su cuerpo, porque cuando este se rebela entonces aparecen achaques y síntomas que debemos atender y que pueden ser de cuidado e incluso con peligro para la vida si el modo de existencia adoptado no deviene el correcto.
Uno se vuelve medio sabio con los años -sin competir con los especialistas- aprendes con tus familiares (más si has sido cuidadora por tres lustros), amigos y vecinos. Luego lo experimentas y pocas cosas te tomarán de sorpresa, aunque pueden aparecer síntomas desconocidos y en ese caso, pues lo recomendable es consultar a tu médico de cabecera.
Hay que ser proactivos también en este particular. Adaptarse a las nuevas realidades y más en un contexto tan adverso como el que nos rodea, en que los medicamentos escasean en las farmacias, no así en el mercado paralelo y las redes sociales, donde las ofertas de precios son escalofriantes.
Acudir a la medicina verde, a los métodos de relajamiento, al Thai Chi, ejercicios controlados y las caminatas son opciones al alcance de todos y que está demostrado que contribuyen a mejorar la calidad de vida.
De pronto te encuentras que eres hipertensa o que parámetros como los triglicéridos, el ácido úrico, el colesterol, u otros pueden volverse un dolor de cabeza más. Mi consejo: preocuparse, ocuparse y empezar a despejar las dudas.
Y si fuiste uno de los más del millón de afectados por la COVID-19, no olvidarás nunca ese trance si te dejó secuelas. En mi caso dolores de huesos, con énfasis en la columna y el pecho, a veces tan persistentes que llegas a pensar que ahora a su vez padeces del corazón.
En Cuba no es noticia hace tiempo que las personas envejecen y lo hacen a ritmo vertiginoso, pero ser conscientes de lo que ello implica es fundamental porque la población, toda, es el recurso más preciado de un país.
En el informe El Envejecimiento de la Población. Cuba y sus territorios, edición de mayo 2023, la Onei sostiene: “Este proceso ha tenido como causas fundamentales la velocidad acelerada de su transición demográfica, la estabilización de bajos niveles de fecundidad y mortalidad, variables que unidas al comportamiento de las migraciones en los últimos años han provocado tasas de crecimiento casi nula o negativas”.
Las últimas estadísticas oficiales señalan que casi el 23 por ciento de los cubanos son mayores de 60 años. Ese porcentaje significa que dos millones 478 mil 87 sobrepasan la sexta década, y de ahí la necesidad de tener en cuenta cuánto podemos hacer para mejorar cada día la calidad de vida a partir de nuestro esfuerzo y voluntad.