Ayer en una cola en Obispo, escuché a una madre cubana, que con profundo dolor decía a otra señora que su hija, que vive en EEUU, le dijo: “Si no sales a la calle a protestar contra la Revolución, no te recargo más el móvil”.
La madre de ese engendro, dijo: “Sí, voy a salir, pero a luchar por mi Revolución, la que le dio la oportunidad a ella de salir del monte y hacerse universitaria”.
Hay que incrementar los espacios televisivos analizando y denunciando las maniobras subversivas y mercenarias contra Cuba, dejando claro que quienes financian e invitan desde el norte a destruimos entre nosotros, no están interesados en el verdadero bienestar de los cubanos, sino en la ocupación y repartición de nuestro bienes y recursos naturales, y en la necesidad histórica del imperialismo estadounidense de borrar del mapa el ejemplo de Cuba.
Hay que demostrarles que ninguno de los que protestan acá, sean opositores "pacíficos" a la Revolución, anexionistas, mercenarios y mucho menos los vándalos, van a tener acceso a la repartición del "pastel", son sólo instrumentos de una política intervencionista que comenzó desde antes de la ocupación de nuestro país por EEUU, cuando nos arrebataron la victoria por la independencia de Cuba.
Hay que discutir con crítica y autocrítica no solo la situación creada por las llamadas "redes sociales", sino analizar por qué hay cubanos en Cuba que incitan al odio y a la confrontación violenta entre nosotros. Un pueblo que se ayuda entre vecinos, entre compatriotas, y que ayuda a otros seres humanos de este mundo no puede haber generado hijos tan fratricidas.