Varios factores epidemiológicos condicionados a la época del año como las elevadas temperaturas, la humedad y situaciones ambientales desencadenaron la actual trasmisión de dengue y chinkunguya en Cuba, mientras, autoridades sanitarias y gubernamentales trabajan hoy en su control.
Transmitidos por el mosquito Aedes aegypti como vector, estas arbovirosis en la etapa aguda de la enfermedad presentan puntos en común como la fiebre alta y los dolores articulares.
Ambos circulan en casi todo el territorio nacional: el dengue presente en 12 provincias de la isla caribeña, en 36 municipios y 44 áreas d salud, mientras el chinkunguya tiene trasmisión en ocho.
Así lo confirmó a la prensa hace solo unos días la viceministra de Salud Pública (Minsap) Carilda Peña, al ofrecer un balance de cómo se enfrentan ambas arbovirosis. Existen condiciones que propician su propagación, como la elevada temperatura y humedad. Existen condiciones en país, hay elevado índice de infestación en todo el territorio nacional. El dengue es endémico en esta isla caribeña por lo que está presente durante todo el año.
Sin embargo, en determinadas épocas, como finales de mayo, e inicios de junio, así como septiembre y octubre, existe la presencia de lluvias las cuales favorecen la proliferación del vector y entonces, aparece la enfermedad.
A esto se suma otro fenómeno, el desorden ambiental, los estancamientos de agua, vertimientos de aguas albañales, acumulación de desechos sólidos, explicó.
A partir de las limitaciones que enfrentamos hay territorios con una situación sanitaria compleja, factor que, sumado a lo anterior, potencia la aparición de estas enfermedades, que tienen un sustrato relacionado con el vector, la inmunidad de la población y los factores generados por el hombre.
Si confluyen todas no es descabellado pensar que aparezcan situaciones como las que tenemos, reflexionó.
Para enfrentar el fenómeno, generado en un inicio en el caso del chinkunguya en el pasado mes de junio en la localidad de Perico, en la occidental provincia de Matanzas, a 100 kilómetros al este de esta capital, la funcionaria explicó que Cuba se basa para la atención de las arbovirosis en un protocolo de atención validado por la OMS/OPS, que comienza con la detección del síndrome febril inespecífico (SFI).
Basta que se presente sin causa aparente, con otros síntomas asociados, y un elemento epidemiológico para pensar en una arbovirosis, explicó.
El médico, entonces, tomará una conducta, el ingreso domiciliario en el caso de la atención primaria, pero si el paciente presenta co-morbilidades como la hipertensión arterial, diabetes u otra enfermedad, lleva ingreso hospitalario porque su vigilancia exige otra condición, subrayó Peña.
Hizo un aparte en el caso del chinkunguya, que se comporta además con síntomas que ataquen las articulaciones, con dolores, bautizado como la enfermedad del jorobado por sus características clínicas: fiebre alta, inflamación en las articulaciones, dolor al cerrar las manos, en la columna.
Se presenta en tres fases aguda, (inicios), la subaguda (unos 20 días) y crónica (hasta 90 días), esta última con un protocolo de seguimiento para atender a las personas que están en esta fase y que no han resuelto el cuadro. Lo único positivo es que una vez contraída la enfermedad, no se vuelve a infectar la persona. Puntualizó que es necesario delimitar bien, si se tiene fiebre o no, y aquellas personas que han quedado en casa, por diversas causas. Hoy desplegamos una búsqueda activa de casos para saber cuáles están enfermos en realidad.
Para la especialista en epidemiología, el país se encuentra en una situación compleja pero soluble. Hay que ir al médico, que es el especialista que orienta la acción a seguir, y en los sitios donde hay trasmisión activa, hay que fumigar y aplicar abate lo suficiente para cortar esa cadena, insistió. Existen hoy en el país los productos insecticidas suficientes, aseguró.
El control de estas arbovirosis requiere la acción de todos, del Minsap, de las organizaciones, el gobierno y la comunidad organizada, sugirió Peña.