“El Cañonazo”

Un peculiar sonido recorre noche tras noche la bulliciosa Villa de San Cristóbal de La Habana. Hace más de trescientos años que “El Cañonazo”, acompaña la vida nocturna de la capital cubana, para tranquilidad de los habitantes y asombro para los que la visitan.

Con infalible puntualidad y todos los días del año, ya sean de fiesta o de duelo, el estruendoso sonido de un cañón, ubicado en la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña invita a los habaneros a comprobar sus relojes.

Un estruendo que recorre La Habana

Sin embargo, varios hechos curiosos acompañan la tricentenaria historia de esta tradición habanera.

El cañonazo de ¿las ocho?

Pues sí, aunque hoy nos suene raro, el cañonazo no siempre fue a las nueve de la noche, por casi un siglo el estruendo de la salva se escuchaba justo a las ocho. Pero ¿por qué?, para responder la interrogante, les propongo hacer un poco de historia.

Por su codiciada posición geográfica y su importancia para la corona española, la entonces joven Villa de San Cristóbal de La Habana era un puerto codiciado para corsarios y piratas. Por este motivo, los gobernantes peninsulares decidieron reforzar la capacidad de defensa de la villa, para eso en el siglo XVII comienza la construcción de varias fortalezas para proteger a la ciudad de los ataques enemigos.

Un estruendo que recorre La Habana

Entre esas obras se hallaba un inmenso cinturón de piedra que cercaría a la urbe. Las obras de la Muralla de La Habana comenzaron en 1674. Al termino de las mismas, el cabildo de la villa decidió que dos cañonazos, uno, a las 4:30 AM y otro a las 8:00 PM, indicaran la apertura y cierre de las puertas de la muralla.

Sin embargo, con el paso de los años el acelerado crecimiento de la urbe obligó al gobierno de la capital a tomar medidas para garantizar el adecuado funcionamiento de la villa, y entre ellas estuvo alargar el cierre de la ciudad hasta las 9:00 de la noche.

Poco tiempo después, ya a mediados del siglo XIX, las murallas fueron demolidas, no obstante, cada noche continuó efectuándose el disparo desde la Fortaleza de la Cabaña.

El día que el cañonazo no sonó

El paso del tiempo fue condicionando la función del cañonazo. A inicios del siglo XX la salva nocturna era utilizada por los habaneros para ajustar sus relojes. El ritmo de la ciudad estaba marcado por el disparo que se había convertido en emblema de la puntualidad.

A pesar de esto, la historia del cañonazo de las nueve guarda un curioso suceso ocurrido el 18 de septiembre de 1902. Ese día, o mejor dicho, esa noche el tradicional disparo se efectuó 30 minutos después de lo establecido. Aún hoy se ignora la causa de la insólita tardanza, pero lo que, si se conoce, gracias a los diarios de la época, es que al día siguiente la algarabía en la ciudad fue muy grande.

Más de tres años de silencio forzado hizo peligrar a esta popular costumbre habanera, el 24 de junio de 1942 un parte del Estado Mayor anunciaba que a partir de esa fecha el tradicional disparo dejaría de escucharse, pues el país se hallaba en plena Segunda Guerra Mundial, y, por tanto, era innecesario aquel gasto de pólvora que podía ofrecer nuestra posición al enemigo.

Por suerte, la gran presión popular surtió efecto y para tranquilidad de los capitalinos, el 1ro de diciembre de 1945 se reinició la antigua costumbre hasta el día de hoy.

El cañonazo sigue dando la hora

En estos días, un pelotón de cadetes de artillería, ataviados a la usanza colonial, efectúan cada noche la detonación con una pieza del siglo XVII desde la fortaleza de San Carlos de la Cabaña en una ceremonia que se ha convertido en una atracción tanto para turistas como para los habaneros.

Así, noche tras noche el puntual sonido de un cañón recorre La Habana como un llamado a conservar nuestras tradiciones.

A continuación, les proponemos el segmento Conociendo mi Habana, del noticiero Aquí Rebelde.

A continuación, les proponemos el segmento Conociendo mi Habana, del noticiero Aquí Rebelde.

Por: Erick Méndez y Alhija Villalón.