Waldo Mendoza

¿Quién dice que pasó de moda ser romántico? Parece que el cantautor cubano Waldo Mendoza tiene algunos de los secretos necesarios para que eso no ocurra.

Cuando le pedí una entrevista, no tardó en pedirme que yo misma fijara la fecha. Me sorprendió porque sé que tiene demasiado trabajo en varios proyectos musicales suyos.

Por eso, llegado el momento de la cita, encontré a gran parte de su equipo en pleno apogeo. Sus jornadas de 24 horas no les alcanzan fue lo que pensé. Aún no logro adivinar cómo se multiplican para cumplir con todos y mantener el encanto que sus seguidores admiramos en cada presentación.

Lo cierto es que el hombre de la voz que se quiebra e impacta por los sentimientos que trasmite, estaba tan cerca de mí y me contaba de su niñez en el municipio habanero del Cotorro, de su ambiente familiar…

Yo tuve la suerte de crecer en una familia de 8 hermanos y la música era obligada. Nadie se hizo profesional del arte sonoro, solo yo, después de terminar mis estudios universitarios y complacer a mis padres con un título como profesor de Química. Pero siempre lo mío era cantar y así lo hice dondequiera que estuve, aunque nunca pude ingresar en las maravillosas escuelas de la enseñanza artística creadas por nuestra Revolución.

Esta voz que me explica es la misma que conmueve con baladas de lujo, pero me dice que no siempre cantó ese tipo música.

Mi juventud transcurrió en Guantánamo, en la parte más oriental de la Isla. Allí conocí el amor, tuve grandes amigos y empecé a cantar en muchos eventos como aficionado. Después fundé la Orquesta Tumbao Habana con Pascual Cabrejas. Eran tiempos de aprender y también de buscar mi propio estilo. Ya había participado en varios formatos y con esta agrupación alcancé mayor desarrollo. Hacíamos música cubana tradicional porque es la raíz y no podemos perderla.

Me dejo llevar por sus relatos. Lo recuerda todo con tanta precisión que no es difícil entender cuánto lo apasiona cada vivencia. ¿Waldo, pero hubo un momento más sólido ya hace 15 años?

Así es. Había decidido hacer mi propio grupo y fue todo muy casual. Unos estudiantes de escuelas de arte querían hacer una función en la Tropical y me hablaron para que los acompañara. Debía ser un solo espectáculo, pero gustó tanto que empezamos a crecer. Somos una gran familia y constantemente surgen iniciativas para que los sueños de todos se conviertan en realidad. Mi tímbrica, mi forma de decir me indicó que se me da bien la balada y ese es el estilo que seguimos.

¿Toda la música que Waldo Mendoza canta es de su autoría y, al mismo tiempo, la interpretan otros músicos?

Mis canciones suman más de 150 y algunas tienen la colaboración de Alex Rodríguez, un amigo con el que trabajo desde hace mucho tiempo. Hay numerosas piezas inéditas que paulatinamente irán saliendo. Por suerte, tampoco son pocos los reportes de otros cantantes que toman mis obras. Uno de ellos es el famoso angolano Euclides da Lomba que popularizó el tema “Vivirás feliz” y me invitó a su país para cantarlo juntos. Andy Montañez también lo grabó, mientras ahora es un boom en Estados Unidos el dúo que hicimos El Chacal y yo con la pieza “Reloj”.

¿Cómo resumiría estos 15 años de trabajo en solitario con su grupo?

En este tiempo hemos mantenido el formato inicial del grupo pero crecemos en ideas. De ahí han salido unos 6 discos y 5 audiovisuales, giras por todo el país, varias colaboraciones en otras naciones, pero mantenemos vivos proyectos creados aquí como la peña que tengo desde hace 15 años en el Café Cantante del Teatro Nacional. Ese rincón permanente de los sábados nos llena de alegría y acabamos de celebrarlo con todos sus seguidores.

Pero hay otras obras que ya andan espigándose con mucho éxito.

Te refieres a “Vivirás feliz”. Ese es un proyecto que se le ocurrió a mi esposa Bárbara Carrillo con los niños que venían a la casa a compartir con nuestros hijos. El más chiquito, Waldito, va saliendo adelante en el Conservatorio Alejandro García Caturla y muchos de sus amigos se han unido y ya suman 20. Tenemos una sede permanente todos los domingos, en la Casa de la Música de 31 y 2, en el Vedado. Nos unen las artes a través de performance y no falta la música, el teatro, la danza. Ya participan en varios espacios televisivos y en eventos nacionales con importantes resultados. El otro proyecto que nos tiene muy contentos es el Festival Chocolate con café. Es mi deuda con la provincia de Guantánamo, a la que le debo tanto y este certamen que dirijo me permite llevar allí a destacadas figuras del país y, a la vez, amplificar todo lo bueno que se hace en la tierra del changüí.

El público ya lo espera cada año en sus conciertos del Teatro Karl Marx, como este del primero de junio…

Mira eso ha sido difícil porque nuestro aniversario fue el 29 de septiembre y teníamos una programación que hubo que modificar. El público conoce que sufrimos un accidente automovilístico alrededor de esa fecha. Esto nos obligó a cambiar algunas cosas, incluidas las habituales actuaciones en el Karl Marx. Lo haremos solo el sábado primero de junio, porque tenemos que organizarnos para descansar en algún momento y no dejar, al mismo tiempo, de cumplir todos nuestros compromisos. Ya presentamos nuestro nuevo audiovisual Sombras y luego del concierto en el gran teatro habanero, iniciaremos una gira por varias ciudades del país.

Mientras lo escucho, recuerdo algunos de sus bellos temas que le han ganado el favor de tantos espectadores dentro y fuera de la Isla. Y claro, su timbre peculiar capaz de enamorar. Waldo Mendoza es hoy la voz romántica de Cuba, pero es mucho más. Sus pasiones las convierte en metas y hermosas realidades que agradecemos y aplaudimos.