Vilma Espín Guillois

No había lugar de Cuba, por apartado o distante, que Vilma Espín Guillois no hubiese visitado. Esa mujer activa no dudó por un momento, bajar en un winche junto con los trabajadores de las minas de Matahambre y adentrarse en el corazón de la tierra en una de las excavaciones más profundas de toda América. Su objetivo, ver en qué condiciones trabajaban los mineros.

En una visita a Buey Arriba, ideó unos talleres para enseñar a las mujeres a hacer muebles de mimbre para promover una forma de empleo en la zona. Luego replicó la iniciativa en el poblado El Brujo en Santiago de Cuba.