La Habana

La Habana, Cuba. – Pasada la euforia del medio milenio, La Habana enfrenta ahora el desafío de continuar el proceso de restauración, renovación y modernización de una urbe donde viven unos 2 millones de cubanos.

Mucho se ha hecho, que nadie lo dude, pero mucho también queda por hacer, sobre todo en los barrios de las periferia.

Eusebio Leal, el insustituible Historiador de la Ciudad, ha recogido el sentir de las autoridades al señalar que el aniversario 500 es solo un momento cargado de simbolismo. Lo importante y necesario es continuar hacia los aniversarios que están por delante con el mismo impulso, un impulso que no pudo detener ni el violento paso del tornado a finales de enero último.

Pero en ese empeño colectivo hay responsabilidades de las autoridades y también de la gente para evitar sucesos desagradables.

No detenernos

La Habana no vivía un proceso constructivo tan intenso desde la década de los 80 cuando Fidel Castro inauguró una seguidilla de círculos infantiles, consultorios del Médico de la Familia y edificios de vivienda.

Hoy vivimos, al calor del medio milenio, una singular fiebre que ha transformado la imagen de algunos puntos de la ciudad. Pero ahora hay que seguir en una especie de contagio positivo en el que los gobiernos locales tendrán un papel fundamental.

La hermosura que se aprecia en lugares céntricos tiene que llegar a los puntos más remotos de la ciudad, donde los problemas acumulados a veces son mucho mayores.

Tener una capital moderna y cuidada tiene que ser una realidad, más que un sueño, y en ese anhelo también hay que preservar todo lo que se hace, porque La Habana necesita de lo más grande, pero también de lo más chiquito.