Bandera cubana

 

“La única esperanza de la contrarrevolución para conquistar el poder, como sabe que no tiene el menor chance de conquistarlo con el pueblo, es con la ayuda extranjera; luego, los contrarrevolucionarios son, antes que nada, traidores a su patria, sonsacadores del extranjero, celestinas que hablan al oído del extranjero poderoso, para ver si con todos los recursos implantan aquí de nuevo en el suelo de la patria la contrarrevolución."

Así hablaba el 22 de marzo de 1959 Fidel Castro Ruz, el Comandante en Jefe no solo de Cuba, sino de muchos corazones a lo largo del planeta, y de tierras y generaciones que están por llegar aún. Él siempre supo y tuvo bien claro qué clase de personas son las que están en contra de la Revolución, de los derechos humanos y sociales. Del progreso de los pueblos. Del bien de la humanidad.

Si nos remontamos al materialismo histórico de Marx, podemos hablar de la superestructura y la infraestructura. Cómo la clase dominada se enfrenta a la dominante apegada a sus privilegios del pasado y este hecho trae consigo la explosión de una Revolución que obliga a la superestructura a acoplarse a lo nuevo. Pero la “superestructura contrarrevolucionaria anticubana” cada día está más de capa caída y lo que no sabemos es si se avergüenzan o no de ello. La dignidad desde luego no les sobra.

Ayer 11 de julio hizo dos años de los actos violentos instigados desde los Estados Unidos y acontecidos en las calles de Cuba. 24 meses en los que un grupo de vándalos y bandoleros, como uno de sus instigadores les llama y nos mostró Humberto López en su programa, salieron a la calle a prender fuego a todo y todos. Salieron a la calle a matar.

No les importaba quién se les pusiera por delante. No es que la moral les haya acompañado nunca. Pero esos que salieron a la calle no lo hicieron por ideología, sino por un puñado de migajas que les ofrecieron desde la otra orilla un grupo de cobardes que no tienen la valentía de llegar en una lancha como llegaron los rebeldes en su día  y “reconquistar” su tesoro del que solo quieren sacar dinero, casinos y todo aquello que se hacía en época del tirano.

Pero la desesperación es tal y el temor tanto que tienen que aprovecharse de las carencias que el bloqueo norteamericano genera en el pueblo, para chantajear a la gente. Les pagan con recargas al teléfono móvil y envíos de alimentos a cambio de que generen acciones violentas en las calles, frases ofensivas e intimidatorias en redes sociales contra los ciudadanos revolucionarios y contra los líderes de la Revolución y sobre todo para generar su sueño más utópico: crear su ansiado estallido social. Si alguna de las personas que se someten a este trato, quisieran parar de hacerlo, son amenazadas con su integridad física por parte de los pagadores.

En lo que va de año 2023 ha habido por redes sociales más de 300 convocatorias de este tipo. Llamamiento para realizar actos criminales – siendo los organizadores simples titiriteros- y los que cometen el delito los que pagan las consecuencias de la ley por infringirla. Porque Cuba como cualquier otro país del mundo debe velar por la seguridad y paz de sus calles. Porque a diferencia de otros muchos países del planeta, sus calles siguen siendo seguras y se debe a los logros que ha conquistado la Revolución en estos 64  últimos años.

Estos enemigos de la vida aprovecharon la pandemia covid -19 y el momento que se vivía para intentar dar un golpe blando en Cuba, a la que el propio gobierno de Estados Unidos le negó oxígeno. La misma Cuba que creó 5 vacunas para blindar a toda su población. Pero no esperaban que se les combatiera desde el pueblo y el gobierno, en cuadro apretado. Unidos.

Combatir estos actos es deber revolucionario desde el día en que se adquiere conciencia ideológica y se interioriza el significado de la lucha de clases. En el pueblo cubano, el combate al imperialismo tiene raíces profundas. Cimientos fuertes en Fidel y Raúl. Almeida, Camilo y el Che. En Vilma y Celia. En todos ellos y ellas. No olvidemos que mucho antes de que nadie del gobierno saliera en los medios de comunicación a hablar de los actos feroces que estaban sucediendo, (actos violentos realizados por ciudadanos pagados, aunque mucha gente salió a la calle sin hacer uso de la violencia, producto de la desidia y cansancio de la situación difícil que pasaba la isla, y el mundo), ya gran parte del pueblo estaba en la calle.

Nadie les había dicho que se tenían que echar a las calles a defender su paz frente a los agresivos. No hubo ningún tipo de obligación. Quizás algún día los que se mueven solo por el capital entiendan que hay gente que se mueve por conciencia y humanismo. Por libertad y soberanía. Por amor a lo intangible.

Ni todo el teatro del mundo les ha servido en años posteriores para repetir aquella intentona fallida. Al revés. Todo aquello sirvió para que la conciencia revolucionaria del pueblo cubano y los socialistas del mundo se forjara aún más en unidad y principios; en valores indisolubles.

Por el respeto a Fidel, bien saben los enemigos de la paz de los pueblos, que quienes lo defienden, no dejarán que ninguna persona o país destruya lo que tantos años, sacrificio y esfuerzo ha costado construir. Por respeto a los que dieron su vida y su sangre por esta obra en construcción. Porque vivir este camino es no dejar de creer en que pase lo que pase, cada día seremos más y más fuertes defendiendo un ideal.

Porque cada día 11, 7, 9 o 16 será siempre 26 de julio.