Lula

Hace unos días el expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, preso desde abril del 2018 por su presunta vinculación con el caso de corrupción conocido como “Lava Jato”, recibió a un equipo del Canal Russia Today en la cárcel de la ciudad de Curitiba y ofreció declaraciones sobre temas de actualidad.

En primer lugar explicó por qué rechaza recibir el beneficio de la prisión semiabierta a cambio de una multa equivalente a 1,25 millones de dólares.

“Yo no rechazo mi libertad. Si hay algo que quiero en la vida es irme a casa a vivir con mis hijos, a vivir con mi familia. No me gusta estar aquí. Lo que no puedo aceptar es la tesis de que estoy a la espera de una progresión porque cometí un crimen y ya cumplí un sexto de la condena. Quiero salir de aquí con mi inocencia 100 % comprobada. Quiero que aquellos que mintieron al pueblo brasileño se sometan al juicio del pueblo como me estoy sometiendo yo”.

Al respecto, el dirigente del Partido de los Trabajadores (PT), quien fue inhabilitado por la Justicia para participar de las elecciones del año pasado, cuando era el candidato más popular, aclaró: “Estoy desafiando a un juez que mintió en mi juicio, que era [Sergio] Moro, un procurador que mintió en la acusación, y los que dijeron mentiras en la investigación”.

Actualmente, el magistrado que condenó a Lula dirige el Ministerio de Justicia bajo la Administración del derechista Jair Bolsonaro.

Por otro lado, el político comento que su equipo legal está “recurriendo a todas las instancias necesarias para que se lea la investigación”, con el fin de “analizar las acusaciones”.

Al mismo tiempo, muchos juristas se preguntan si es legal que un condenado se rehúse a recibir mejores tratos en su privación de la libertad.

“No sé si la jueza [Carolina Lebbos] puede forzarme a cumplir, no soy abogado. Lo único que sé es lo siguiente: estoy luchando por mi inocencia. Yo fui víctima de un juicio político”. En este sentido, opina que “no hay una denuncia verídica”, sino que existen “muchas mentiras y hay intereses políticos”.

Lula analiza desde el presente que todo fue una maniobra para correr al Partido de los Trabajadores del centro de la escena política: “Le dieron el golpe a Dilma [Rousseff] y después del golpe Lula no podría volver a ser presidente, así que fue necesario crear una confusión".

“Como no pensaron que podrían volver a lo que se hacía en el siglo XIX con los que se rebelaron en este país: ahorcar, decapitar, descuartizar… decidieron utilizar el poder judicial para transformarme en lo me que están transformando”, añadió.

El expresidente está convencido de que el responsable de este presunto entramado es Moro: “Quiero defenderme, porque el culpable en este país es el que me condenó, y quiero demostrarlo”.

En cuanto a la investigación del “Lava Jato”, el brasileño reconoció que esa indagación “tuvo mérito en algunas cosas”. De hecho, considera que “se arrestó a personas que confesaron haber robado, y todos los que robaron tienen que ser arrestados”.

No obstante, sostiene que en su caso se transformó “una operación policial en una operación política partidista para tratar de evitar que fuera presidente de la República, que era el único propósito”.

Lula

Sobre ello, mencionó algunas de las posibles irregularidades en su proceso de enjuiciamiento: “Fui juzgado en Curitiba, aunque debería haber sido juzgado en Sao Paulo. Me acusaron de cosas que no hice, estoy condenado por un departamento que no es mío”.

Más allá de su ansiada libertad, para el dirigente lo más importante es que sus adversarios pidan perdón: “Después de ochenta portadas de revistas, cientos de horas en televisión, miles de portadas que dicen que Lula era corrupto, ¿cómo van a disculparse ahora con el pueblo brasileño y decir lo siento?”.

El político también se refirió  a la actual administración del país latinoamericano:

"Este Gobierno hasta ahora en Brasil no ha dicho la palabra “producir”, la palabra “crecimiento”, la palabra “distribución de la renta”, la palabra “aumento de sueldo”, nada de eso existe”. Asimismo, expresa que, “hasta ahora, este país se está sosteniendo por las reservas que ha creado el PT de 387.000 millones de dólares”.

Sobre el rol de las potencias mundiales, se muestra “orgulloso” del papel que ocupa el presidente ruso, Vladímir Putin, en la “historia mundial actual”: "Significa que el mundo no puede ser tomado como rehén por la política estadounidense”, acotó.

En contrapartida, para referirse al líder de la Casa Blanca, Donald Trump, hizo referencia a “la locura de un presidente que cree que puede invadir cualquier país” y “matar a cualquier presidente”. Al respecto, afirma: “¡Es necesario que alguien detenga eso! Y Brasil puede detenerlo. Brasil tiene tamaño para eso, tiene grandeza para eso, tiene fronteras con diez países de América del Sur”.

En esa línea, el entrevistado explica que “en el momento que tienes presidentes que no se respeten, que no respeten su soberanía y que sigan lamiendo las botas de los estadounidenses, como lo hizo Fernando Henrique Cardoso con Clinton y como hace Bolsonaro con Trump, el país no avanzará”, e insiste: “¡Este país tiene que ser soberano!”.

Sobre el mandatario estadounidense, aseguró: “Fue elegido candidato, pero cree que fue elegido Dios”, y recuerda que ser presidente significa “tener la capacidad de construir una mayoría política a diario”.

“Significa que debes construirlo hablando con aquellos que te gustan y con los que no, hablando a las personas que te ayudarán a ejercer esa democracia y gobernar un país. Entonces, lamentablemente, el mundo está retrocediendo. Está retrocediendo en Europa, en América del Sur, en Estados Unidos. Es algo muy malo”.

Desde su perspectiva, su modelo ideal sería estando alineado a los BRICS, es decir, las economías de Rusia, India, China y Sudáfrica. Le gustaría contar con una “industria fuerte” y darle mayor preponderancia a Petrobras, la firma estatal más importante del país dedicada al petróleo.

En ese sentido, señala que la mejor época de América Latina fue cuando coexistían los llamados “gobiernos progresistas”.

“Creamos la UNASUR, creamos la CELAC. Tuvimos reuniones entre Sudamérica y África, Sudamérica y los países árabes. El Mercosur pasó de 10.000 millones [de dólares] en comercio a casi 74.000 millones. Así que las cosas estaban creciendo de forma extraordinaria”.

Según Lula, “es posible crear una integración regional nuevamente”. Por ello, sigue de cerca cómo se desarrollarán los próximos comicios presidenciales en Argentina, Uruguay y Bolivia: “Nos permitirán soñar con crear un fuerte bloque económico y político en América del Sur”.

Además, sobre el rol que históricamente ocupó la región en el mundo, el dirigente sostiene: “La gente tiene que entender que no podemos, en el siglo XXI, seguir viviendo como hemos vivido durante todos los siglos desde que fuimos descubiertos”.

Sobre la tensión en Venezuela, Lula se refierió a las relaciones internacionales con la nación presidida por Nicolás Maduro. Al respecto, criticó la injerencia extranjera en los asuntos de Caracas: “No estoy de acuerdo con la intromisión estadounidense, la intromisión brasileña, la intromisión colombiana, cualquiera que sea la intromisión, tratando de gobernar un país soberano... inventando un candidato, inventando una mentira como Guaidó”.

En el espectro de temas abordados también estuvo presente el de los incendios en la Amazonía. “En nuestro Gobierno, redujimos la deforestación en más del 83 % (...) y las emisiones de gases de efecto invernadero en un 80 %”.

Además, criticó que la actual Presidencia reniegue de recibir apoyo internacional para proteger la Amazonía, en medio de la preocupación mundial por los sucesivos incendios que ponen en riesgo aquel importante ecosistema.

“Lo que Brasil tiene que entender es que nuestra incapacidad científica, nuestra incapacidad financiera para cuidar ese ecosistema y esa biodiversidad con el cuidado que la humanidad necesita que tengamos, no nos dispensa de recibir apoyo”.

Desde su punto de vista, aceptar ayuda extranjera no socava la soberanía brasileña. Al mismo tiempo, recuerda que en su Administración se cerraron acuerdos con Alemania y Noruega con ese propósito. “Bolsonaro habla de soberanía, por un lado, y, por otro lado, envía a su hijo a ser embajador en Estados Unidos para entregarles la Amazonia para su explotación”.

Antes de concluir la entrevista, el referente del Partido de los Trabajadores señaló: "No hay forma de que puedas enfrentarte al odio con más odio. El odio se enfrenta con amor, con humanismo, con amabilidad y solidaridad. Tengo 73 años, cumplo 74 el 27 de octubre y quiero vivir hasta los 120 años. Y voy a comprobar que ellos son los mentirosos".

(Con información de RT)