La rapera cubana Telmary Díaz alza su voz junto a otros cubanos residentes y canadienses, quienes se movilizaron este domingo en las ciudades de Toronto y Montreal contra la decisión del gobierno de Justin Trudeau de suspender la tramitación de visas en la embajada de este país en La Habana.
Para quien Cuba es su mejor musa y ha vivido desde hace varios años, por cuestiones de trabajo, entre Canadá y esta isla maravillosa, el cierre de los servicios de inmigración canadienses en la isla ha parecido un absurdo.
A la interrogante por parte de un periodista de por qué estaba allí, expresó: «Me encuentro aquí en representación del pueblo cubano que está aquí, en Toronto, y ahora mismo estas medidas nos afectan a todos, tanto a los artistas como a las familias cubanas que vivimos aquí, que somos de la comunidad de Toronto. Que el consulado canadiense esté cerrado es injusto. Imagínese mandar a un abuelito a un tercer país a buscar un visado para que venga a visitar a su familiares. Realmente es una medida extrema, pero, además, es indignante, cuando Cuba es uno de los países que acoge a 1.5 millones de canadienses al año, y es uno de los lugares más seguros para ellos, que nos consta, porque hemos tenido la oportunidad de compartir con ellos. Que esto no sea recíproco me molesta. Es por eso que estamos aquí y sé que la gente se va a ir sumando; hay gente que nos está escribiendo. Se van a unir aquí el pueblo cubano y el canadiense y todos los que estamos tratando de hacer cambiar esta situación. Aquí estamos alzando la voz representando a Cuba».
No hay dudas de que Telmary se ha convertido también en una embajadora cultural de Cuba ante el mundo. Para ella: «Los cubanos tienen una fuerza increíble. Creo que no hay nada mejor en el mundo que ser cubano. Es por ello que defiendo mis raíces. Recorro el mundo intentando mostrarle a la gente qué significa en realidad ser cubano», expresó hace varios años en Toronto, donde vivió a raíz de un contrato musical.
Para Julio Fonseca, presidente de la Asociación de Cubanos Residentes en Toronto Juan Gualberto Gómez, grupo que organizó la manifestación, que tuvo lugar frente a las oficinas de la canciller de Canadá, Chrystia Freeland, es «una medida triste; tal postura no ayudará en la relación entre ambos países y pueblos, y afectará, sin dudas, los intercambios culturales, económicos, políticos, académicos y deportivos, por citar algunos sectores», según reportó Prensa Latina.
Por su parte, la embajadora cubana en Canadá, Josefina Vidal, hizo pública la protesta oficial de la isla ante las autoridades de ese país por el cierre de los servicios de inmigración canadienses en Cuba.
En su momento, Vidal declaró que la supuesta razón de la medida fueron los misteriosos males sufridos por varios diplomáticos canadienses asentados en Cuba desde 2017 y que, inicialmente, atribuyeron a «ataques acústicos».
Ante la pregunta acerca de las consecuencias de estos cierres en la embajada, la diplomática apuntó que los cubanos tienen que viajar dos veces, a un alto costo, a una embajada canadiense en otro país, México, por ejemplo, para obtener una visa canadiense. Esta medida afecta a cientos de personas, incluidos los canadienses con sus hijos que tienen un miembro de la familia cubano.
Como se demuestra, es lamentable que Canadá imite el modelo estadounidense en el que el actual presidente, Donald Trump, obliga a los cubanos que desean una visa a ese país a visitar una embajada suya en una tercera nación, por ejemplo, Colombia.
La reducción en el personal de la embajada canadiense tiene otros efectos graves, según la embajadora.
El viernes, el canciller cubano, Bruno Rodríguez, realizó una visita de trabajo a Canadá para reunirse con su homóloga, Chrystia Freeland.
En las conversaciones, Rodríguez expresó la preocupación por la suspensión del otorgamiento de visas a ciudadanos de la isla en La Habana, lo cual —señaló— ya está afectando los intercambios en diversos sectores de la relación bilateral, y daña particularmente a las familias cubanas, canadienses y mixtas.
Con información de Prensa Latina
