Convivencia familiar

El hogar es el mejor espacio para aprender cómo la familia puede vivir en equidad, pero también a la escuela le debe corresponder una buena parte en ese aprendizaje.

Así lo suscribieron en un taller sobre el tema organizado por el Cenesex como parte de la décima edición de las Jornadas “Maternidad y Paternidad. Iguales en derechos y responsabilidades”, que con el lema Convivencia familiar en equidad, tiene lugar en Cuba desde el 14 de febrero y hasta el 4 de abril.

Sucede que los centros de estudio obviamente no permanecen al margen de la cultura patriarcal que nos ha marcado desde siglos y que ha ido asignando roles y sembrando prejuicios y estereotipos difíciles de borrar. 


Es así que esta herencia y también el presente “han dado lugar a una estructura de relaciones que también se refleja en la educación de manera significativa”, como afirmara durante la conducción del taller, el doctor Jorge Luis del Pino Calderón, de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona.

Una interesante investigación publicada el año pasado por la revista Anales de la Academia de Ciencias de Cuba, Educar para la igualdad. Propuesta para la prevención de la violencia de género en la escuela  da cuenta de cómo esos enunciados -particularmente de la violencia de género, como indica el título de la indagación- se traducen en realidad concreta en las aulas.

Las profesoras e investigadoras Yoanka Rodney Rodríguez y Mirta Veneranda García Leyva, de la  Universidad de Ciencias Pedagógicas “Enrique José Varona”, autoras del estudio, indican que, aun cuando se ha camino, en ocasiones las escuelas son contextos para prácticas educativas sexistas,  androcéntricas y excluyentes.

También llaman la atención sobre lo que nombran “el currículo oculto”, que se traduce en la trasmisión por el personal docente de modelos de conducta sexistas mediante sus modos de relación con sus estudiantes y con otros docentes.


Imagen solo ilustrativa

Las estudiosas señalan que en la formación de maestros y profesores no existen textos específicos dedicados a la prevención de la violencia de manera general y en particular de la violencia de género en contextos escolares. Los contenidos  sobre el tema solo aparecen dispersos en diferentes textos de la carrera.
 
En consecuencia, recomiendan introducir el volumen Educar para la igualdad, una propuesta para la prevención y atención educativa de la violencia de género como herramienta de trabajo para los profesionales del sector de la educación.


La profesora Yoanka Rodney es autora del texto, junto a su colega Mirta Veneranda García.

Aunque estas líneas se concentran en la escuela como educadora de la equidad en la convivencia familiar, no pueden ignorar, como tampoco lo hacen las investigadoras, que “en las escuelas, en ocasiones, se refuerzan desigualdades asociadas a diversas condiciones humanas y socioeconómicas que se entrecruzan entre sí para condicionar el éxito académico y la integración escolar de todos los miembros del estudiantado…”

Hacia una sociedad más inclusiva

“Es necesario comprender que en nuestra sociedad perduran aún muchas concepciones, roles, pautas de crianza no saludables naturalizadas, propias de las lógicas del patriarcado, que requieren de cambios paulatinos en el transcurso hacia una sociedad más inclusiva, equitativa, solidaria, con una cultura de paz y respetuosa con el medio ambiente”, afirmaba la doctora Mariela Castro Espín, directora del Cenesex, al informar en conferencia de prensa sobre el inicio de la actual edición de las Jornadas Maternidad y Paternidad. Iguales en derechos y responsabilidades.


Muy importante resulta que también la escuela cubana se sume a estos empeños -porque la educación de la población toda comienza desde la infancia y también en las aulas- para que sea exitosa la implementación del Código de las Familias, objeto de tantas consultas, debates y con tan amplias implicaciones para la calidad de vida y la felicidad del cubano.

Esta tesis fue ratificada en el taller organizado por el Cenesex sobre la equidad en la escuela cubana, donde educadores, expertos y directivos del sector educacional cubano coincidieron en lo necesario de trabajar desde los espacios docentes en la problemática de la mujer y del hombre en las relaciones sociales que se tejen en la contemporaneidad.

“Esa relación entre ambos (mujeres y hombres) ha sido marcada por la desigualdad, por una relación de violencia, por estereotipos, y por supuesto, esto ha afectado la educación de los hijos que emprenden la vida desde esa cultura y la reflejan después en todas las manifestaciones de la escuela. El sistema capitalista acuñó esta relación del hombre para el trabajo y la mujer para el amor, el sacrificio y el cuidado de la casa y del propio hombre, algo que se normalizó y codificó y llega hasta nuestra sociedad que ha trabajado insistentemente en buscar cómo romper esta estructura y cómo avanzar”, reflexionaba el profesor Jorge Luis del Pino Calderón.


No obstante las innegables reproducciones en el ámbito educativo de patrones de inequidad entre géneros, que luego se llevan al ámbito familiar, los participantes en el  análisis también comentaron acerca de elementos que apuntan a la modificación de tales realidades, contenidos en el Tercer Perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación.

Frenar todo lo que en la escuela tienda a perpetuar, y peor aún, a enraizar conductas asociadas a la inequidad de géneros y en la convivencia familiar ha de ser mas que una convocatoria contenida en una jornada, porque de su concreción depende, entre muchas repercusiones, el porvenir que se merecen las familias cubanas.