Dofleini Software

“Dofleini Software rompiendo el hielo”, escribió en Twitter el 29 de septiembre Carlos Miguel Pérez Reyes. Ese día, el Ministerio de Economía y Planificación publicaría las primeras 35 micro, pequeñas y medianas empresas estrenadas en Cuba, y en la lista se leería el nombre del proyecto que inició Carlos en 2016 y que desde hacía tiempo esperaba convertirse en mipyme.

Por eso, cuando el lunes 20 de septiembre entró en vigor el paquete normativo que legalizó esa novedosa forma de gestión, Dofleini, que hasta entonces funcionaba bajo las regulaciones del “trabajo por cuenta propia”, presentó inmediatamente su solicitud.

Cuenta Carlos que, aunque evaluaron las posibilidades permitidas a las cooperativas no agropecuarias, optaron por el modelo de mipyme, “el que más se ajusta” a las aspiraciones de un proyecto “de profesionales cubanos que desarrolla software, ofrece consultoría informática y facilita a otras compañías el camino de la transformación digital”, según se define en su página web.

 

De las muchas oportunidades que ve este emprendedor en la reconversión a una empresa privada, se detiene en tres que considera valiosas. Una es “responder con personalidad jurídica ante clientes y proveedores, lo cual implica que esas responsabilidades ya no recaigan en el capital y responsabilidad individual de una persona, generando estabilidad y confianza”.

También está, agrega, acceder a productos y servicios diseñados solo para personas jurídicas, como los servicios especializados de Etecsa, las certificaciones nacionales de productos de software y la renta de inmuebles.

No menos importante, enfatiza Carlos, es contar ahora con “una contabilidad adecuada a una empresa real”.

Dofleini tiene la expectativa, en este “renacer”, de incrementar las exportaciones que inició bajo la sombrilla del cuentapropismo. Luego de que se aprobara en 2020 la exportación —mediante entidades estatales— por formas privadas de gestión, este proyecto fue de los primeros, dentro del sector de las nuevas tecnologías, en concretar las ventas fuera de frontera.

Dofleini Software

El estreno de las microempresas cubanas sucede en momentos en que esta modalidad en el mundo se ve fuertemente afectada por la pandemia. Y la economía nacional se encuentra en crisis, hay escasez de insumos y “un reordenamiento monetario que ha ocasionado inflación”, pero —aduce Carlos— “por suerte para Dofleini, su principal materia primera es el talento de sus miembros y, a diferencia de otros sectores, la informática cierra el ciclo sin importar insumos o depender de un aprovisionamiento constante o circular”.

Tal vez pudiera ser esa una de las razones por las que seis mipymes (todas radicadas en La Habana), de las 35 autorizadas, sean del sector tecnológico, además de existir otras actividades priorizadas como la producción de alimentos, con 13 microempresas.

Para el líder de Dofleini, el paso hacia la nueva forma de gestión abre la posibilidad para mejorar las condiciones de trabajo y aumentar las alianzas con otras empresas del sector.

En el reciente escenario, a juicio de la economista Ileana Díaz, “hay que cuidar mucho que en aquello que el Estado es monopolio no perjudique a los actores y los ponga en condiciones de desventaja”, porque “no es igual una empresa grande estatal, que una micro, pequeña o mediana empresa”.

La experta aclara que condiciones similares “significa que lo que se establezca es equitativo y permite condiciones similares de competencia en el mercado en las actividades no prohibidas, que ninguno tiene preeminencia respecto a otros”.

“Será un proceso lograr las condiciones similares” entre todos los actores económicos;  “se ha hecho un esfuerzo en este primer momento, pero aún queda mucho por hacer”, subraya.

Díaz valora que las regulaciones aprobadas representan un paso importante para dar cumplimiento a lo refrendado en la Constitución y, al mismo tiempo, un reto para el mecanismo económico. Habrá “nuevos actores que impriman dinamismo a la economía y compulsen al sector empresarial estatal a ser más competitivo”.

La actual situación de crisis impone retos a las nacientes empresas, sobre todo —opina la economista— “por las restricciones de MLC (de moneda libremente convertible) y la necesidad del mismo para importar, exportar y comprar en tiendas en Cuba”.

Unido a ello, prosigue, está la economía deprimida y los bajos niveles de oferta, lo cual conspira con los encadenamientos entre todos los actores.

De ahí que, opina, el mecanismo de exportación e importación mediante una empresa estatal, en vez de promover las exportaciones las constriñe. “Debería existir la libre elección por parte de los actores, inclusive de las empresas estatales”.

Dofleini Software

Este 30 de septiembre el Banco Central de Cuba aprobó que las instituciones financieras puedan conceder créditos en moneda extranjera a las CNA y a las mipymes, hasta ese momento solo estaba la opción de recibir financiamiento bancario en pesos cubanos.

Ileana Díaz considera que una de las decisiones necesarias a futuro es normar las pymes mixtas con estatales y cooperativas y también con capital extranjero. Igualmente, definir políticas de fomento que se constituyan en la ley de fomento de pymes.

La diversidad de actores económicos es una necesidad, lo ha dicho el ministro de Economía y también ha aclarado que con “esta estrategia no se pretende restaurar el capitalismo en Cuba”. “Tenemos que alcanzar una economía eficiente que, en medio de las restricciones impuestas por el bloqueo, sea capaz de sobreponerse a eso y de crear la riqueza y los bienes que respalde un proyecto social inclusivo”, dijera en la Mesa Redonda Alejandro Gil.

El 29 de septiembre el Grupo Empresarial de la Informática y las Comunicaciones compartía en Twitter la noticia de la aprobación de las 35 mipymes, de ellas —precisó— tres tributan al proceso de informatización de la sociedad. “¡Esperamos se nos sumen muchas más!”, respondió Carlos, el líder de Dofleini.