El Centro de Estudios Avanzados de Cuba es una de las instituciones líderes en el país en el campo de las nanociencias y nanotecnologías. Foto: Jorge Luis González

 

Desde comienzos de la pasada década, las nanociencias y las nanotecnologías fueron identificadas en Cuba como un sector emergente de particular importancia para la competitividad económica de nuestras producciones, la solución de problemas en disímiles esferas y el desarrollo sostenible del país.

A tales efectos, en 2018 quedó conformado el Programa nacional de nanociencias y nanotecnologías previsto hasta 2030, cuya agenda contempla en la actualidad la implementación de 50 proyectos de investigación centrados en bionanomedicina, agricultura, energía, construcción, recursos hidráulicos, medioambiente y otras esferas priorizadas de la producción y de los servicios.

Según planteó la doctora en Ciencias Angelina Díaz García, jefa del referido programa, en una conferencia impartida en el recientemente celebrado IV Seminario Internacional de Sanidad Agropecuaria, su implementación tiene entre sus objetivos generar nuevos productos de alto valor agregado en la industria farmacéutica y biotecnológica, contribuir al incremento de la producción agropecuaria sobre bases sustentables, mejorar la calidad y disponibilidad del agua, potenciar la transformación de la matriz energética y reducir el impacto asociado al desarrollo industrial actual y futuro, con la introducción de procesos amigables con el entorno.

También aportará al aumento de la durabilidad y reducción de los costos de mantenimiento de la infraestructura industrial, turística y del fondo habitacional en entornos costeros muy agresivos, las transferencias de tecnologías en diversos sectores de la economía y de los servicios, así como a la sustitución de importaciones, la creación de fondos exportables y la formación de recursos humanos.

Visto de manera institucional, el Centro de Estudios Avanzados de Cuba (CEA) y el Instituto de Ciencia y Tecnología de Materiales (IMRE), de la Universidad de La Habana (UH), asumen cada uno seis de los 50 proyectos investigativos contemplados en el Programa Nacional, seguidos por las facultades de Física y Química de la propia UH, y el Centro de Investigación y Desarrollo de Medicamentos (Cidem), del Grupo Empresarial BioCubaFarma, todos con cuatro, entre otros.

La mayoría están vinculados con el sector de la Salud (25), siete a la energía, cinco al medioambiente, mientras la agricultura, la industria y las ciencias básicas comparten la cifra de cuatro, y uno se relaciona con la preparación de especialistas altamente calificados.

Dentro de los  proyectos en ejecución aparecen Estudio in vitro e in vivo de nanopartículas de carbono y poliméricas para aplicaciones biomédicas, Nanotecnologías en la elaboración de nuevos sistemas de administración de fármacos; Obtención de fertilizantes de liberación controlada de nitrógeno (urea), empleando zeolita, y nanoporos de zeolita; Nanomateriales naturales cubanos con alto valor agregado: aplicaciones médico-farmacéuticas, medioambientales y agrícolas;  Obtención de nanogeles y nanopartículas por técnicas nucleares y conexas para uso biomédico,  y Nanovehículos basados en liposomas y proteínas formadoras de poros como sistema de liberación de biomoléculas para inmunoterapia del cáncer.

CONTRA LA COVID-19

Inaugurado en su primera fase el 18 de julio de 2019, por Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, el cea es una de las entidades científicas cubanas con resultados relevantes en tan promisorias esferas.

Sobre el tema, la doctora Angelina Díaz García, investigadora Titular de ese centro, mencionó la obtención del primer producto nanotecnológico con aplicaciones biomédicas creado 100 % en el país, que mediante la utilización de nanopartículas magnéticas logra la extracción y concentración del ácido ribonucleico (ARN) del coronavirus SARS-COV-2, para confirmar después, con la prueba del pcr, si el paciente está contagiado.

Desarrollado en colaboración con el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK) y otras instituciones, el innovador aporte fue clave en el combate y control de la pandemia, al mostrar una alta confiabilidad en la detección certera de los casos, fundamentada en su elevada sensibilidad y capacidad de concentrar las muestras, evitando los falsos positivos.

Merecedor de uno de los premios nacionales de Innovación Tecnológica de 2021, galardón que confiere el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), el producto fue validado en el IPK, y luego recibió el autorizo para su empleo, otorgado por el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (Cecmed).

Su introducción y generalización posibilitó realizar hasta 20 000 determinaciones diarias en la red de laboratorios de Biología Molecular existentes en todas las provincias y en el municipio especial Isla de la Juventud.

Más allá de su notoria contribución al enfrentamiento de la covid-19, y de lo que representó en materia de soberanía tecnológica, el diagnosticador aportó al país un ahorro superior a los 22 millones de dólares por concepto de sustitución de importaciones, recalcó la doctora Díaz García.

También citó el aporte titulado SARS-COV-2, Microscopía de alta resolución. Una contribución desde la nanobiomedicina al control de la pandemia en Cuba, fruto de la colaboración con el IPK y el Instituto de Cibernética, Matemática y Física, que obtuvo Premio Nacional de la ACC 2021.

«El principal impacto de este resultado consistió en la observación, por primera vez en muestras clínicas, del efecto que provoca el coronavirus en el epitelio nasofaríngeo, lo que respalda o confirma los signos más comunes vistos en las personas infectadas, como la pérdida total del olfato y del gusto».

Dijo que la gran cantidad de viriones (conjunto estructural de un virus formado por la molécula de ácido nucleico y la cápsula proteica que lo envuelve) detectados en las células nasales, y su ausencia o menor número encontrado en las células faríngeas, permitió ajustar los protocolos de muestreo para el diagnóstico de la COVID-19.

Lo anterior fortaleció la toma de decisiones de las autoridades sanitarias en la aplicación de procedimientos y protocolos más precisos para el aislamiento de pacientes y contactos y su manejo clínico, aseveró la doctora Díaz García.