Puesta a prueba una y otra vez, la vocación solidaria de los hombres y mujeres de la industria del ocio cubana ha alcanzado su mayor estatura con la llegada del Sars Cov 2, el coronavirus que los apartó de su cotidianidad laboral.
De Guantánamo a Pinar del Río, de Baracoa a Las Terrazas, los empleados de tan estratégico sector no se contentaron con la parada impuesta por la pandemia a las operaciones turísticas y decidieron poner sus competencias profesionales al servicio de la Patria, para salvar vidas y derrotar la Covid-19.
Por convicción, voluntad propia, convocatoria o simplemente porque hay amores que no conocen fronteras, el gesto altruista de los empleados del Ministerio de Turismo (MINTUR) se aprecia especialmente en hospitales de todo el país, donde hoy muchos han sido reubicados.
En centros de aislamientos, la Construcción, la Agricultura, en las pesquisas o en Comunales se agradece la presencia de los integrantes del Sindicato de Trabajadores de la Hotelería y el Turismo, organización distinguida por el aporte voluntario de propinas para la Salud Pública, dinero destinado a la compra de medicamentos imprescindibles en la lucha contra el cáncer.
Fue con una masiva jornada de donaciones de sangre como muchos hoteles en Cuba decidieron festejar hoy el Día del Trabajador de la Hotelería y el Turismo, abrazo de bondad inspirado en Elpidio Casimiro Sosa González, joven de 24 años que antes de ser asesinado en las acciones del asalto al cuartel Moncada (26 de julio de 1953) puso a favor de la causa revolucionaria los 300 pesos de la venta de su empleo en el bar Oriente.
Hoy, a 92 años de su natalicio ( 4 de marzo de 1929), el mártir del sector cobra vida en la vocación solidaria de los trabajadores del turismo cubano.
