Entre puntadas se multiplica la Bandera de la Estrella Solitaria

¿Cuándo podremos los cubanos portar la Bandera Cubana con orgullo si ya andan por nuestras calles las canadienses, norteamericanas o españolas? Esa es una pregunta que se hacían muchas personas y que tuvo una respuesta positiva el pasado año, con la aprobación de la Ley no.128 de los Símbolos Nacionales de la República de Cuba, durante el tercer período ordinario de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Una mirada diferente sobre los símbolos nacionales, que no resulten intocables y ajenos de nuestra realidad; así como poder mostrar orgullosos la enseña nacional e identificarnos con esa perfecta combinación de rojo, azul y blanco, mediando siempre el honor que merece, es uno de los propósitos que encierra la nueva legislación. Desde su contenido soluciona la contradicción entre lo que estipulaba la anterior y el manejo que realmente hace la ciudadanía; se trata de flexibilizar sus usos, pero en un ambiente de orden y respeto.

Bandera de la Estrella Solitaria

Sin embargo, no es suficiente un decreto para acercarla a nuestra cotidianidad. Se requieren de otros esfuerzos en aras de una fácil adquisición por parte de personas e instituciones y en pos también de que pueda ondear en más espacios públicos o privados, en la ropa de trabajo de un obrero o en la pared de un hogar; siempre con decencia, con dignidad.

En Las Tunas se ha dado un paso importante en este sentido. Un nuevo taller le nace por estos días a la Unidad de Propaganda del Partido Comunista de Cuba (PCC) en la ciudad cabecera. El propósito de la pequeña industria, única de su tipo en el oriente del país, es la confección de banderas en pos de la perdurabilidad de la enseña nacional.

Carlos Rafael Infante Casanova, subdirector de Producción y Actividades Políticas de la entidad, dijo a 26 Digital que la idea responde a la creciente demanda del símbolo por parte de organismos como Educación, a la necesidad de multiplicar su presencia en diversas áreas y poder sustituir las que se deterioran.

“La dirección del país decidió abrir el establecimiento en la región oriental porque estas provincias dependen hasta ahora de la asignación que llega desde la capital, la cual es insuficiente y nosotros tuvimos la iniciativa de hacerlo aquí”.

Bandera de la Estrella Solitaria

El montaje se ha tornado complejo ante una experiencia que es novedosa para el colectivo, pero ya disponen del local y la mayor parte del equipamiento. Además se encuentran contratadas cuatro de las siete costureras que deben desarrollar la importante labor, dos de las cuales recibieron el entrenamiento en La Habana y lo transmiten a sus compañeras mientras realizan las primeras banderas.

    “La confección es compleja y se necesita extrema concentración en todas las fases, asegura Infante Casanova, porque requiere de un procedimiento, medidas, tejidos y puntadas específicas. Dentro de un mes debemos iniciar formalmente el trabajo al contar con la materia prima del primer cuatrimestre, la cual nos suministra la Unidad Nacional de Propaganda. No obstante, nos faltan aún algunos equipos que son imprescindibles en la terminación de las piezas.

“Cuando el taller esté en plena capacidad se estima pueda producir diariamente 21 estandartes, 400 mensuales y unas cinco mil al año. El destino fundamental de sus productos será la comercialización a organismos y las actividades políticas. En un futuro cercano se prevé también la apertura de un punto de venta local al que podrán acceder las personas naturales y en el que se venderán además pulóver, gorras y otros souvenirs que contengan el símbolo, brindando la posibilidad de un mayor acercamiento y abriendo otra fuente de ingresos para el territorio”, concluyó.

Creada por el poeta Miguel Teurbe Tolón, la Bandera Cubana fue enarbolada por vez primera el 19 de mayo de 1850 en la ciudad de Cárdenas, de la mano del general Narciso López. Desde entonces constituye ejemplo, cultura e identidad de un pueblo que le rinde culto, ahora de diversas maneras.

Todos los cubanos tienen la obligación de respetar, cuidar y rendir honores a estos símbolos, y también los extranjeros que se encuentren en el territorio nacional.

La Ley no. 128, “Ley de Símbolos Nacionales de la República de Cuba” establece, entre otras normativas, que:

    Los símbolos nacionales son la bandera de la estrella solitaria, el Himno de Bayamo y el escudo de la palma real.
    Todos los cubanos tienen la obligación de respetar, cuidar y rendir honores a estos símbolos, y también los extranjeros que se encuentren en el territorio nacional.
    Es de aplicación en el territorio nacional, en las embarcaciones y aeronaves cubanas, así como en las misiones cubanas en el exterior que gocen de privilegios e inmunidades.
    En prendas de vestir, los símbolos nacionales deben ir situados al frente o lateral de las mismas, en forma de gallardete o cinta en la parte superior frontal de pantalones o sayas y no formar parte de pañuelos, ropa interior, de baño o toallas, delantales y calzados.
    Se flexibiliza la confección de la Bandera Nacional al poder utilizar diferentes tejidos y materiales, siempre que estos permitan su elaboración, durabilidad y empleo conforme a los requerimientos de la presente Ley, así como su tamaño atendiendo a las dimensiones del espacio donde se enarbole.
    Se prohíbe estampar, escribir, pintar o firmar en la Bandera Nacional.
    El Escudo Nacional no puede reproducirse en documentos no oficiales, en parte o como parte de otras figuras, en edificios particulares, ni pintado, grabado o dibujado en vehículos con excepción de los uniformes y vehículos de las instituciones armadas.

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