José Martí, el Apóstol de la independencia de Cuba, definió que “Los niños son los que saben querer, los niños son la esperanza del mundo”. Cada 1ro de junio, en la Isla celebramos el Día Internacional de la Infancia, instituido por la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas en 1956.
En la mayor de las Antillas se ha creado todo un cuerpo legislativo que garantiza mediante un gran número de programas sociales la supervivencia, desarrollo, protección y participación de la población más joven, los niños.
Así, existen los códigos de la Familia, del Trabajo, y de la Niñez y la Juventud. También, la Ley de maternidad, con extraordinarias ventajas para la madre y otros miembros de la familia, y por supuesto, la Constitución de la República.
Los derechos de cada pequeño se observan desde que están en el vientre de su mamá, quienes tienen la posibilidad de ser atendidas desde los consultorios de sus áreas de Salud.
Además, los infantes cubanos están protegidos contra más de una decena de dolencias —entre ellas poliomielitis, tuberculosis, difteria, tétanos, tos ferina, sarampión y la hepatitis—, que constituyen flagelos en muchos países de América Latina y África.
Este 1ro de junio vale la pena reflexionar sobre un tema que no puede dejarse al libre albedrío, pues pensar en los más pequeños de casa significa integrarlos, considerar que su participación también es decisiva y que la necesidad de dialogar con ellos constituye una prioridad para conocer y apoyarlos en sus inquietudes. (Foto: Archivo)