“Vinimos a salvarnos todos o a morir junto a ustedes”

El Dr. Pedro Julio con parte de los medios de protección.Fotos: Cortesía del entrevistado

CAMAGÜEY.-El Dr. Pedro Julio García Álvarez, de 36 años de edad, camagüeyano criado en los repartos La Guernica y Puerto Príncipe, trabaja en la unidad de cuidados intensivos y emergencia del hospital Carlos J. Finlay, de La Habana. Es especialista de Segundo Grado en Medicina Intensiva y Emergencia, y en Anestesiología y Reanimación, además en Medicina General Integral (MGI), ostenta la categoría de Profesor Instructor e Investigador Auxiliar, y aspira a Doctor en Ciencias, pero esta no es la noticia.

El detalle está en que integra la Brigada Henry Reeve y se encuentra en la unidad de cuidados críticos y reanimación del hospital mayor de Crema, provincia Cremona, región italiana de Lombardía, de frente a los enfermos de la COVID-19 de ese país.

“La sala donde laboro es gestionada totalmente por los intensivistas cubanos y con personal de enfermería italiana. Aquí la supervivencia es del 70% como promedio mensual en los casos de pacientes críticos”.

¿Por qué la determinación de marchar hacia ese sitio tan lejano y desconocido?

—Por una respuesta humanitaria a la necesidad de este pueblo de recibir ayuda para enfrentar la enfermedad, y por ese principio de solidaridad que llevamos dentro los cubanos. Esta es mi primera misión internacionalista.

¿Sientes aceptación de tus pacientes?

—Me demuestran un agradecimiento enorme. A mis manos llegan muy mal, todos con respiración artificial, y eso de reanimarlos y devolverlos a sus familias es insuperable. Nos ofrecen muestras de gratitud inmensas por regresar a la vida y por el amor que reciben durante la prolongada estadía en la sala.

“Mediante tablets que hay para que los enfermos se comuniquen con los familiares nos presentan a toda la familia. Es muy emocionante ver a un padre, una madre que te agradece por la vida de un hijo, o a un hijo que te agradece por la de sus padres. Esos detalles te hacen pensar en el bien que haces por muy difícil que sea”.

¿Y la acogida de parte de los profesionales de la salud de Italia?

—Ha sido genial, nos tratan como si nos conociéramos de siempre, las discusiones de los casos se hacen en tres idiomas (italiano, español e inglés), nos hemos insertado en turnos de trabajo rotativos.

¿Cómo asimiló tu familia esta misión?

— Mi esposa, Ana María Núñez Cuadrado, ha sido el amor de mi vida desde la primaria, éramos vecinos y muchas veces como amiguitos me consolaba ante mis preocupaciones que no fueron pocas, y por muchas de estas es que soy médico. Nos hicimos novios cuando yo estaba en noveno grado y hasta el sol de hoy. Es amor de verdad. Es mi sostén.

“Tengo dos hijos Pedrito, de ocho años y María Carla, de cuatro. Él dibuja para los médicos cubanos y también lo hizo por el Primero de Mayo; la niña no entiende la razón por la que no puedo ver la novela que ella disfruta en la televisión cubana, aún no entiende de geografía.

“Con ellos me comunico vía Internet todos los días y siempre me dicen que se sienten orgullosos de su papá. Ellos me aconsejan que me cuide y yo a ellos lo mismo, esa es la manera que podremos estar juntos de nuevo y con salud”.

De acuerdo con lo vivido de frente a la COVID-19. ¿Cuál sería tu mejor consejo?

—Desde esta primera línea de combate le diría al mundo que debemos estar unidos para enfrentar problemas como este y los que vendrán, aquí todos han perdido a alguien cercano sin importar si es de derecha o de izquierda, si es pobre o rico. Lo otro es que subestimar la enfermedad significa firmar un certificado de defunción. Las imágenes de aquí han sido dantescas y eso no podemos permitirlo de nuevo.

Debes estar al tanto de la campaña de descrédito del gobierno de los EEUU hacia ustedes, si te encargaran responderle: ¿qué le dirías?

—Que nuestra medicina está a la par de la del primer mundo, que nos dejen tranquilos, nosotros solo queremos echar pa’lante por nuestra familia, nuestro país y nuestra Revolución. No nos entienden, fíjese en esto, un paciente me preguntó que por qué yo estaba aquí y desde mi más profundo sentir le dije: vinimos a salvarnos todos o a morir junto a ustedes. Esos principios a veces no son fáciles de comprender por quienes piensan de otra manera.

¿Sientes temores?

—Esta experiencia cala hondo en la psiquis. Sí he sentido temor. Soy humano, y no soy un héroe, solo soy el papá de Pedrito y María Carla.

 Los médicos cubanos son esperados por niños italianos todos los días cuando van camino al hospital. Ellos portan banderas y entonan canciones cubanas y agradecen. El Dr. Pedro Julio dejó constancia fotográfica de uno de estos momentos. Los médicos cubanos son esperados por niños italianos todos los días cuando van camino al hospital. Ellos portan banderas y entonan canciones cubanas y agradecen. El Dr. Pedro Julio dejó constancia fotográfica de uno de estos momentos.

 Uno de los dibujos que su hijo Pedrito le envía vía Internet.Uno de los dibujos que su hijo Pedrito le envía vía Internet.

 Con sus amores.Con sus amores.