el Pelú de Baracoa

Los turistas en viajes de cultura e historia comentan sobre cierta anécdota sumamente interesante, la de el Pelú de Baracoa.

Baracoa, la más oriental ciudad de Cuba, la Primada como se le conoce, fue la primera villa fundada por los españoles en la isla, en 1511, y tiene mucho que aportar al turismo que está en alza en esta isla caribeña.

Entre sus valores añadidos se encuentran las leyendas y tradiciones como el caso de la relacionada con El Pelú, un español que tiene su escultura en uno de sus paseos principales de la ciudad.

Para Alberto, un parroquiano que solo quiso identificarse con ese nombre, sus días los comparte en la Casa de la Trova de la urbe, muy cerca de donde se encuentra la escultura de marras.

El comentó, que un señor tenia propiedades en la también oriental ciudad de Santiago de Cuba pero su negocio -que no identifico- quebró, entonces marchó a Baracoa en busca de mejor suerte.

Recordó que para ese entonces Baracoa pertenecía a la Provincia de Oriente.

Llegó el personaje al lugar y solicitó ayuda, pidió agua, comida, abrigo, pero fue repudiado por su estalaje. Por más que rogó, nadie le brindó ayuda, y entonces, rodilla en tierra y con las manos al cielo maldijo a la villa.

Dijo que aunque sus habitantes tuvieran muchas iniciativas todas ellas fracasarían y el mal rondaría al pueblo.

Su nombre era Vicente Rodríguez.

El caso fue que en Baracoa aún hoy interpretan esas maldiciones como ciertas, cuando una cosecha sale mal, o penetra el mar, viene un ciclón y destruye las viviendas, todo ello se lo achacan a La maldición del Pelú.

La estatua que en estos momentos se puede ver en el lugar la construyeron y ubicaron allí hace unos cuatro años, como estimulo y misterio adicional para los turistas que recorren el lugar.

Sin embargo, muchas personas están contrariadas con esta edificación pues se trata de un personaje que maldijo el lugar, de ese parecer también es nuestro guía Alberto, quizás por ello no quiso dar más señas de su persona.

La ciudad con más de 500 años aún deslumbra hoy no solo por sus encantos naturales y patrimoniales, sino por atesorar leyendas que desafían el paso del tiempo, como la que nos ocupa.