Principales emisores y receptores de remesas en el mundo

Las remesas son envíos de dinero de un país a otro que normalmente tienen como receptores a los familiares de un trabajador que emigró. Ya sea en forma de transferencias, cheques o en efectivo, una de cada nueve personas dependen de este flujo de dinero en todo el mundo, y la proporción no para de aumentar como consecuencia de la mejora de las redes de transporte y las telecomunicaciones: en 2019, las remesas movieron 716.674 millones de dólares a nivel global, un máximo histórico.

Los envíos de dinero internacionales son especialmente importantes para los países de bajos y medianos ingresos, que en 2019 recibieron el 79% de todas las remesas. No en vano, en países como Filipinas, Egipto, Pakistán, Bangladés, Vietnam o Ucrania, las transferencias particulares que llegan desde otras partes del mundo suponen más del 5% del Producto Interior Bruto (PIB). Se estima que en estas economías tres cuartas partes de las remesas se destinan a sufragar el acceso a la asistencia médica, la educación e, incluso, una alimentación adecuada.

Según datos del Banco Mundial de 2020, los países que reciben más remesas en términos absolutos son India (75.916 millones de dólares en 2019), China (59.507 millones), México (40.508 millones) y Filipinas (33.339 millones), países en desarrollo que cuentan con grandes diásporas. Si atendemos al peso que este dinero tiene en la economía nacional, los países que dependen en mayor medida de las remesas son Tonga (40,2% del PIB), Haití (38,2%), Líbano (36,2%), Sudán del Sur (35,5%) y Tayikistán (26,2%).

En el extremo opuesto, el principal emisor de remesas es, con diferencia, Estados Unidos (71.562 millones), origen de, al menos, el 10% de todos los envíos de dinero. Le siguen Emiratos Árabes Unidos (44.959 millones) y Arabia Saudí (31.197 millones), dos potencias petroleras que, al igual que Kuwait y Catar, emplean a un gran número de inmigrantes del sudeste asiático.

En total, se estima que hay más de 270 millones de trabajadores extranjeros en todo el mundo, los cuales envían de media a sus lugares de origen el 15% de sus ingresos. Aunque los trabajadores migrantes suelen estar peor pagados que sus compañeros locales y están más expuestos a las crisis económicas, lo cierto es que las remesas consiguieron resistir de manera asombrosa el envite del coronavirus. El Banco Mundial pronosticó que el flujo mundial de remesas disminuiría un 19,7% en 2020 en los países de bajos y medianos ingresos, pero la realidad es que el golpe apenas fue de un 7%.

Una gran cantidad de trabajadores migrantes trabajan en sectores esenciales que se mantuvieron en activo durante los momentos más duros de la pandemia, como la agricultura, la construcción o la sanidad. A ello hay que sumarle que muchos de ellos pudieron acceder a los estímulos y ayudas económicas que muchos países implantaron y que, en tiempos de crisis, está comprobado que los trabajadores extranjeros envían más dinero a casa.

(Tomado de El Orden Mundial)