Idalys y Denia mejores atletas cubanas 2016.
Sobre ellas recae la nominación para la mejor deportista individual femenina de Cuba en el 2016. Año de samba y fiesta olímpica, de respectivas preseas de plata y bronce...

Dos mujeres que imponen respeto por su físico. Idalys es una mole de ébano, inteligente y tácticamente demoledora sobre el tatami. Cuando viste el judoguis, transforma su sonrisa perenne en una energía y fiereza volcánicas. Denia, mulata esculpida en fibra pura, con 1.76 metros de estatura, 81 kg de peso y una gracia sui géneris para girar y poner a volar su disco.

Sobre ellas recae la nominación para la mejor deportista individual femenina de Cuba en el 2016. Año de samba y fiesta olímpica, de respectivas preseas de plata y bronce, de mantener el legado de Estela Rodríguez, Daima Beltrán, Driulis y toda la escuela cubana de judo, como también de honrar Denia a Maritza Martén, Hilda Elisa Ramos, Bárbara Hechevarría, y Yarelis Barrios.

Artemisa y Villa Clara son las provincias que vieron despuntar el talento de Idalys y Denia. Hoy toca hablar de ellas en primera persona, y confieso que la nostalgia me embarga, pues en la sana controversia no aparece la pertiguista Yarisley Silva. De cualquier manera caracterizaremos la temporada de cada una y los fundamentos para su posible elección:

Idalys: Cuando se hable de las grandes judocas de la historia, Idalys Ortiz (27-9-1989) tendrá reservada su página. No posee ni la talla ni el peso corporal de otras súper completas, pero suple esa desventaja con técnica, inteligencia y fidelidad táctica inusitadas. A su subtítulo bajo los cinco aros en suelo carioca, batalla definida en regla de oro frente a la francesa Emilie Andeol, hay que adicionarle los cetros del Máster de Guadalajara, el Grand Prix de La Habana, el Campeonato Panamericano igualmente acá en la capital, y los cetros en el Grand Prix de Mongolia y Kazajstán, además del bronce en el Open de Roma. Esa impecable hoja de servicios le permitió cerrar el 2016 con saldo de 25 sonrisas y solo cinco fracasos en 30 actos, además de exhibir saldo favorable ante todas sus rivales, con excepción de Andeol con quien atesora saldo de una sonrisa y dos fracasos.

Idalys Ortiz en Río

Profundizando en su balance en torneos internacionales de pedigrí encontramos, según referencia el sitio especializado www.junoinside.com que Ortiz atesora en 241 pleitos 176 triunfos y 65 deslices, para un 73% de efectividad.

Tras su comparecencia en la ciudad Maravillosa, que le valió el subtítulo y redondear la escalera de preseas olímpicas que se completa con el bronce de Beijing 2008 y el vellocino en  Londres 2012, la sonriente Idalys, a quien muchos identifican por sus trenzas multicolores, salió en busca del mayor reto de su vida: la maternidad, de ahí que momentáneamente le haya dicho hasta luego a los tatamis.

EL GIRO DE GRACIA

Si algo tienen en común Denia e Idalys, es el hecho de que a juzgar por su físico, no deberían estar entre las tres mejores de sus respectivas especialidades a nivel universal. Si bien para Denia el 2016 no resultó un lapso tan notorio como el del 2015, cuando incluso le arañó la carrocería en el Mundial de Beijing (oro-69. 28 metros) a la hasta entonces inmaculada croata Sandra Perkovic y terminó a la vanguardia del escalafón del orbe con 70.65 metros, le sirvió como consagración, con un bronce estival anhelado por muchas discóbolas, pese a materializarlo con un disparo de 65.34 metros en el tercer intento no muy notable.

Denia en Río.

De cualquier manera, además de ese metal, Denia atesoró una decena de podios de relieve, incluidos cuatro terceros escaños en igual número de paradas de la Liga del Diamante. Sus 67.62 metros cimeros del 29 de junio del 2016 en Leiria, Portugal, le valieron la quinta plaza del ranking anual de la IAAF en su prueba, una de las más exigentes en la élite, pues una decena de discóbolas registraron envíos superiores a la respetable marca de 65 metros durante la temporada.

Las virtudes de la discípula de Calderón, en plena madurez deportiva, se concentran en técnica depurada que se compone de velocidad y explosividad de su giro, la coordinación de este con la posición idónea de piernas y tronco en la semiflexión y la fuerza interna que le imprime al impulso final.

Dos grandes, un dolor de cabeza menor  entre comillas para definir la mejor deportista individual antillana en el 2016. Mi voto personal, por Idalys, para despedirla momentáneamente celebrando su plata y con esa sonrisa dibujada.

La encrucijada no culmina, esperen próximamente un texto sobre modalidades colectivas y la decena de encumbrados, y la radiografía a las candidaturas juveniles, la cantera sumamente importante de cara a Tokio 2020.