Una canción para Soberana

Hace pocos días una canción interpretada por niños se estrenó en nuestra televisión bajo el sugerente nombre de Soberana.

Después, una llamada telefónica bastó para sumergirme en su maravilloso mundo, gracias a que su gestora así lo permitió.

¿Cómo surge y quiénes fraguaron la idea? ¿Por qué los niños?

La idea fue de la maestra Carmen Rosa López, directora del Coro Diminuto, del Conservatorio Alejandro García Caturla, quien se la comentó al poeta repentista Emiliano Sardiñas y lo animó a colaborar con la letra. También se sumaron a la propuesta Enisley y Johnlí Menéndez, además de Mary Luz Rodríguez, específicamente con música, arreglos y mezclas.

Si hacemos un repaso por la carrera musical y discográfica de Diminuto, notaremos que varias y específicas temáticas han sido muy bien hilvanadas por su directora, especialmente con la inclusión de autores cubanos de varias generaciones y con matices aportativos de gran valía. Así, hallaremos obras de los maestros Frank Fernández o Andrés Alén, pero también de Keyla Orozco, que no por ser más joven deja de tener peso y un merecido lugar en la música coral en Cuba. Numerosos textos de Guillén y Martí –y otros– han conformado, además, el repertorio del coro infantil desde su creación en 1993, lo que, visto desde varias perspectivas musicales, ha desembocado en una suerte de oasis dentro de la tipología de estas agrupaciones en el país.

Coro Diminuto junto al poeta-repentista Emiliano Sardiñas.

A ello podríamos sumarle dos recientes producciones discográficas: una del Sello Colibrí, dedicada a maestras como Gisela Hernández y Olga d´Blanck, la cual se traduce en rescatar y consolidar para estos tiempos a grandes clásicos cubanos dentro del repertorio coral infantil. El otro disco (Premio Cubadisco), del sello Bis Music, nos anima a crecer y cantar con autores diversos, incluyendo poemas de Martí con una contemporaneidad extraordinaria.

Quizá por esa preocupación social y compromiso, fue que la canción dedicada a nuestro proyecto vacunal se materializó y gestó, y contó con la ayuda desinteresada de nuestros científicos y varias instituciones.

Ahora bien, ¿es esta una canción infantil? A mi juicio no lo es, sino que es un tema escrito para ser interpretado por niños, pero con toda la responsabilidad musical permisible a esas edades y teniendo en cuenta la tesitura. Lamentablemente, la pandemia y la necesidad de avanzar rápido en la producción del tema motivaron que solo cantaran algunas integrantes de Diminuto, además de la niña Adriana Broche Alemán, como invitada especial, aunque el resto puede hacerlo sin limitaciones, ya que el trabajo musical fue concebido para satisfacer y no dificultar la interpretación de los niños.

La canción posee una línea melódica bien clara, acorde con al texto que narra, y posee un acompañamiento armónico, coherente y sin extravagancias. No se mueve en aguas tradicionales del concepto de música infantil, asume timbres y formas bien alejados del facilismo. Creo muy válida la idea de recordar a Fidel como el gestor principal de la ciencia y el humanismo en Cuba, sin cuya visión no fuera posible hoy contar con un proyecto científico como este.

El tema podrá gustar o no. Podremos coincidir usted y yo; tal vez, no tanto. Pero nunca podrá negarse la lágrima que brota, o la conmoción de sabernos libres, como nuestra Soberana.

Editado por Francisco Martínez Chao.