La mezcla explosiva de Ron con Cola

 Especial de revista Alma Mater

Es viernes, el tercero del mes para ser exactos, y como ya se ha hecho habitual desde hace aproximadamente un año, Ron con Cola tiene peña en el centro cultural Bertolt Bretch. Los muchachos aparecen sobre las 10 de la noche, porque a las 12 arranca el espectáculo.

En medio de la previa del concierto, Frank Pedroso, su joven director, conversa con Alma Mater para contar las interioridades de este grupo de música alternativa que, poco a poco y con esfuerzo, se ha ido colando en el panorama cultural citadino, en las noches de La Habana.

Como él, varios de los integrantes del grupo atesoran en sus hogares el preciado certificado que los acredita como universitarios, la mayoría graduados del Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría, la Cujae.

Ingeniero industrial de profesión, la música parece haber sido más fuerte que sus dotes como tal, pues desde que decidiera dedicarse a tiempo completo a la música luego de cumplir su servicio social, el joven director asume este proyecto como una familia.

Tras empezar con presentaciones en los matutinos escolares, y formar un pequeño grupo mientras estudiaba en la vocacional Lenin, una vez que llegó a la universidad formó la agrupación como parte del Movimiento de Artistas Aficionados de la FEU hasta llegar a profesionalizarse hace tres años, cuando entraron a formar parte del catálogo de la Agencia Cubana de Rap.

¿Por qué deciden irse por el camino de la música?

«Este es un proyecto en el que hacíamos rap que surge de un dúo de Hip Hop que integrábamos Big Boy y El estudiante, con Lyn Fernando, otro cantante actualmente de la agrupación. Empezamos haciendo música en 2012 con el disco La historia de un corazón para un festival que se llamaba «Puños Arriba», donde participaban los más grandes exponentes del hip hop en Cuba, Mano Armada, Los Aldeanos, Alain Suárez, y nosotros nos presentamos. Ese disco nos llevó a otro que se llamó Ron con Cola. Cuando grabamos esa segunda producción nos dimos cuenta de que ese rap, ese hip hop que nosotros hacíamos, que en un principio estuvo fusionado e influenciado por la música cubana y música foránea en sentido general, funk, regae, el background, ese típico formato del rapero con el DJ ya no nos llenaba las expectativas, necesitábamos músicos. Cuando entré a la universidad conocí a varios universitarios que como yo tenían afinidad por la música, tocaban algún instrumento, y vi la oportunidad de hacer que este proyecto de Hip Hop se convirtiera en un grupo. Ese año fuimos al festival Cuerda Viva ya con esos músicos, y como ese disco con un concepto musical de mezcla se llamó Ron con Cola, el grupo adopta el nombre del disco».

¿Por qué Ron con Cola?

«Ron con Cola es un concepto que desde el punto de vista discográfico intentaba mostrar toda aquella transculturación que hubo en Cuba desde la llegada de los colonizadores y las culturas que fueron mezclándose y nos formaron como criollos. Esa fue la línea que se trazó el grupo cuando nació, la mezcla de esas tradiciones afrocubanas con el Hip Hop como columna vertebral de la agrupación, la línea que seguimos actualmente».

¿Cómo definen su estilo musical?

«Nosotros hemos sido bien cuidadosos con eso y hemos intentado no alejarnos mucho de lo que nos formó y nos lanzó a la palestra musical como artistas, el Hip Hop fusionado con los géneros cubanos y afrocubanos, aunque a veces es un poco difícil de transmitir a las personas por sus características, su lenguaje, no todo el mundo lo asimila».

¿Por qué optan por este estilo, que es difícil para llegar al público?

«Muchos artistas se van por la vertiente de hacer lo que la gente quiere oír, lo más comercial y lo más fácil. Nosotros tenemos otra identidad musical y no nos gustaría perderla nunca, preferimos ser fieles a lo que creemos, a cómo vivimos y a como pensamos, y a ese sector de público que se mantiene esperando una propuesta inteligente, una letra con sentido, y preferimos sacrificar la masividad por ser fieles al público que nos escucha, no podemos traicionar eso que nos formó».

Entonces, ¿cómo logran hacerse de un público con este tipo de música?

«Es bastante complejo porque en Cuba los géneros que están imperando en el mercado son el urbano, el reguetón, el trap y la timba, que es patrimonio. Las grandes orquestas y los grandes formatos son los que alcanzan los mejores espacios, los de más concurrencia. Al hacer este tipo de música, a la que actualmente se le llama música alternativa, donde estamos estos artistas que hacemos otras cosas, nos es más difícil ganar público, son muy pocos los espacios donde se consume, pero como músicos alternativos al fin buscamos nuestras alternativas para hacerla llegar a la gente.

Sabemos que es un trabajo a largo plazo, poco a poco vamos ganando seguidores y sabemos que a lo mejor no llegaremos tan rápido a esa masividad, pero si nos mantenemos en nuestra línea tenemos confianza en el trabajo y en que algún día Ron con Cola será una agrupación de grandes multitudes sin perder la esencia musical, estética y de nuestras letras.

El plan es mantener el sello, aunque sea difícil el camino».

Como era de esperar, Frank cuenta que la mayor parte de su público es universitario, «al que le gusta bailar, pero a la vez escuchar una letra con sentido tras esa música que está recibiendo». No obstante, ellos están abiertos a trabajar para cualquier tipo de público, y así lo demostraron durante su gira por los preuniversitarios de La Habana el pasado año, bajo el auspicio de la Asociación Hermanos Saíz (AHS).

¿Cuánto influye en su música el hecho de que la mayoría de ustedes sean universitarios?

«Como director y compositor de la agrupación siento que mi formación universitaria me aportó mucho, a ver la vida, entender las cosas e incluso analizar la sociedad desde otro punto de vista, saber qué temas son de interés. Además, me permitió conocer todo tipo de jóvenes, con todo tipo de gustos y de afinidades, y eso evidentemente se traduce en mi obra como compositor y en la obra del grupo».

Revista Alma Mater

¿Han ejercido la carrera que estudiaron?

«Sí, yo cumplí mis dos años de servicio social, ya terminé en septiembre, y en 2020 pienso dedicarme solo a la música. Sin embargo, actualmente uno de los muchachos sigue ejerciendo su carrera, Leonel, uno de los vocalistas del grupo, que es ingeniero en telecomunicaciones. Nuestro plan A de vida es la música, independientemente de que nos gusta lo que estudiamos, pero nunca se sabe, siempre vamos a tener un Plan B, está el título ahí, con el servicio social cumplido y todas las condiciones para ejercer».

¿Cuáles son las alternativas de publicidad que emplean?

«La vía que más usamos son las redes sociales, Facebook, Youtube, Instagram y estamos empezando a usar WhatsApp, las redes sociales son las que nos han dado más resultado. La radio la utilizamos, pero sabemos que la juventud hoy en día oye poca radio, sobre todo en La Habana, en provincia es más usual que los jóvenes escuchen radio, pero igual la hacemos. También intentamos ir a la televisión, realizar programas que vean los jóvenes».

¿Cómo hace un grupo aficionado para profesionalizarse y entrar a la industria musical cubana?

«En Cuba todos los artistas tenemos que pertenecer a una empresa que forme parte del Instituto Cubano de la Música. Esas empresas convocan audiciones, los artistas aficionados entregan un currículum, música, y trayectoria como aficionados. Nosotros hicimos la audición en 2016 después de un trabajo dentro de la FEU y de la AHS, otra institución que nos ayudó mucho en los inicios».

¿Cómo llegan a los medios y a optar por los premios Lucas?

«Es bien difícil porque hacer un video clip tiene costos muy altos, pero buscamos alternativas para insertarnos en esos mercados que evidentemente son necesarios si queremos ser competitivos en la industria y ganarnos un lugar en el panorama musical. Hacer buena música, lograr una propuesta con calidad nos ayuda a que ciertas personas se nos acerquen y nos propongan ayuda. Nuestro primer video, el que llevamos a Lucas, lo hicimos con colaboración de muchas amistades, artistas. El principal presupuesto que tuvo fue la fuerza de voluntad de muchas amistades que querían que lanzáramos nuestro primer video clip. Aunque no fue un video de mucha factura en cuanto a producción, sí nos abrió un diapasón de público a nivel nacional, porque generalmente tocamos en la capital y mucha gente en provincia y en el exterior no nos conoce.

«El tema de la televisión es complicado. Esos programas poseen generalmente sus círculos ya creados de artistas a los que invitan y entrar a esos círculos es difícil, pero nos hemos ganado estar en esos espacios a golpe de fuerza de voluntad y de nuestra propuesta musical, sin grandes patrocinios, sin grandes promotores a nivel institucional, nosotros mismos nos hemos labrado nuestro propio camino, y ya hemos estado en programas como Cuerda Viva y Talla Joven».

Ron con Cola

¿Qué aconsejarías a los artistas aficionados que quiere incursionar en la industria musical?

«Cuando estás en la universidad y tienes afinidad por la música debes decidir si es solo una afición o realmente quieres tomarlo como una profesión, porque la música es un camino complicado y hay que tomárselo en serio. Si es un hobby está bien participar en el festival y después seguir con tu vida de ingeniero, pero si te interesa dedicarte al mundo de la música lleva más esfuerzo, dedicación y empeño».

¿Cuál es tu fórmula para mantener la agrupación?

Cada cual tiene su manera de gestionar un grupo, nuestra fórmula es el concepto de familia, ser unidos, entendernos, compartir, sabernos escuchar y valorar, y tomar las grandes decisiones en conjunto, es la clave para que un colectivo se mantenga confiando en ti.

Ron con Cola trabaja en su segundo sencillo, luego de visibilizarse y ganar algo de popularidad con Delante de la gente. Pretenden que el próximo, cuenta Frank, sea la punta de lanza para su primer disco como agrupación. Con el propósito de darse a conocer en todo el país, de llegar a cada provincia cubana, sus perspectivas son «trabajar, trabajar y trabajar, es a lo que más aspiramos», nos dice el joven director, minutos antes de subir al escenario a hacer lo que mejor sabe, música.

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