Ferrnando Ortiz

El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, destaca este miércoles el importante legado del gran intelectual cubano Fernando Ortiz (1881-1969), cuya obra fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación, en un acto oficial celebrado en el Aula Magna del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, en el Centro Histórico.

“Merecido reconocimiento a la obra del eminente sabio cubano”, escribió el presidente en su cuenta en la red social Twitter.

En el panel que presidió este martes la ceremonia se encontraban el Historiador de La Habana, Eusebio Leal; la presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, Gladys Collazo; la doctora Nuria Grégori, vicepresidenta de la Sociedad Económica Amigos del País y directora del Instituto de Literatura y Lingüística; el historiador Eduardo Torres Cuevas, director de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, y el poeta, etnólogo y presidente de honor de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), Miguel Barnet.

Al leer el documento oficial donde se recogen los argumentos de la inscripción de la obra de Ortiz como Patrimonio Cultural de la Nación, Gladys Collazo señaló que el sabio cubano “realizó decisivos aportes a la cultura y la sociedad, mediante la creación de instituciones y revistas culturales, cuyo legado aún se mantiene vigente, además de la publicación de un centenar de obras con gran alcance científico y social”.

Como discípulo suyo, el poeta y etnólogo Miguel Barnet habló sobre la dimensión humanista de su maestro. Reconoció, asimismo, “que él fue el primero en desentrañar la compleja madeja de la idiosincrasia del cubano. Cuba fue su única gran obsesión y afirmó, tempranamente, que Cuba sin el negro no sería Cuba”.

Barnet recordó la primera vez que Ortiz introdujo la noción de lo afrocubano, en los trabajos Las rebeliones de los afrocubanos y Los cabildos afrocubanos, ambos publicados en el siglo XX. “En 1847, Antonio Veitía había empleado ese término con connotaciones racistas, mientras que Ortiz le dio un sentido puramente cultural a un concepto que aún es polémico”, dijo.

“Su obra despuntó desde el principio hacia el horizonte de lo patrimonial; esa fue una constante entre sus inquietudes como intelectual identificado con la cultura popular. Se trata de una obra de fundación basada en las raíces innatas y escamoteadas de la nacionalidad”, añadió el presidente de honor de la Uneac.

Por su parte, Eduardo Torres Cuevas destacó la relevancia que tiene para los intelectuales la obra de Ortiz, pues “la profundidad de sus investigaciones, más allá de esquemas foráneos o nuestros, era ruptura y, a la misma vez, construcción”.

Para los académicos e historiadores, el Tercer Descubridor de Cuba, como también es conocido, se convierte en un referente necesario, no para repetir ideas ni preceptos, sino para crear y comprender la realidad cubana, a partir de sus lecciones.

En el afán de preservar la memoria escrita del también notable jurista y antropólogo ha sido fundamental el empeño de los archiveros, técnicos, conservadores y, de manera especial, la labor de la hija del gran sabio cubano, María Fernanda Ortiz.

Eusebio Leal, en la conclusión de la ceremonia, apuntó que “el culto es la memoria, es encarnar un sentimiento y transmitirlo, en un país donde a veces existen, lamentablemente, lagunas de olvido, de las cuales se salvan aquellos que han tenido la fortuna de tener a alguien como Miguel Barnet”.