Miami: Su odio hacia artistas cubanos en Estados Unidos

Un reportero floridano, Mario J. Pentón, informó el martes que Trump que la ciudad de Hialeah canceló contratos de miles de dólares con artistas cubanos provenientes de la isla.

Según escribió Pentón en el Nuevo Herald, tal golpe incluye miles de dólares ya prometidos.

En esa ciudad debía celebrarse el próximo 4 de julio El Día de la Independencia en un concierto donde participarían “artistas procedentes de la isla”.

Algunos de ellos, subrayó la información, obtuvieron sus visados gracias al llamado “intercambio cultural”.

Lo dicho molestó en extremo al sector neonazi de la comunidad cubana que radica en Estados Unidos.

Un grupo de ciudadanos protestaron, así como varios políticos y autodenominados “movimientos del exilio”, fue entonces que la jefatura de la ciudad ordenó cancelar la participación de varios artistas en el concierto, aunque no mencionó cuáles eran.

Pentón aclaró que se trataba de artistas cubanos dados a conocer en folletos publicitarios.

El Nuevo Herald hizo “múltiples llamadas” en busca de comentarios al respecto, pero nadie le respondió.

Aquí hizo acto de presencia Mario Díaz-Balart, caracterizado por su sostenida participación en actos subversivos contra Cuba.

Afirmó que no concebía la presencia de personas en esencia “voceros del régimen” viajando a Miami, ganar dólares y entregar una parte de estos al gobierno cubano. Eso es completamente ideológico. No podemos aceptarlo”, dijo.

Con anterioridad, en Miami declararon la guerra al intercambio cultural con artistas provenientes de la isla y pidieron a las autoridades cancelar ese proyecto.

El alcalde de la ciudad de Miami, Francis Suárez, expresó que haría todo lo posible por evitar que esos artistas puedan utilizar los inmuebles públicos para sus espectáculos.

Suárez añadió que “las instalaciones de la Ciudad de Miami no se deben de prestar para que artistas cubanos vengan aquí a burlarse de nosotros, a ganar dinero y regresar a su lugar de origen”.

Lo sucedido en Hialeah, entraña una honda lección, el uso paquidérmico de la fuerza corre el peligro de llegar a derivar en lo contrario de lo que se persigue, y entonces, acelerar y no frenar el declive inexorable gradual pero inevitable de un sistema económico, político y social.