La Habana, 16 feb (PL) La 28 Feria Internacional del Libro (FIL) en Cuba deviene hoy uno de los espacios de mayor concurrencia popular en el país debido a sus múltiples atractivos.
Niños, abuelos, padres y madres, todas las generaciones pasean por la Fortaleza San Carlos de la Cabaña, en busca de libros viejos y nuevos, pero también de útiles escolares, juegos de mesa y objetos interesantes, según los gustos.
La FIL se ha convertido con los años en un lugar de recreo para familiares y amigos, y el emplazamiento de su sede principal a las puertas de la bahía de La Habana y en una fortaleza, creada en el siglo XVIII para defenderla de los ataques de corsarios, piratas o cualquier invasor que quisiera apoderarse de ella, la pintan más atractiva.
Grupos de amigos y familias se desplazan hasta aquí cada mes de febrero como una suerte de ritual para compartir saberes y afectos, disfrutar algún espectáculo o simplemente de la magnífica vista hacia la bahía y la ciudad próxima a cumplir 500 años de fundada.
En paralelo a la sede principal de la FIL, funcionan simultáneamente varias subsedes, debido al amplio programa académico, artístico y literario del evento, imposible de concentrar en un solo recinto.
Representantes de 44 países de los cinco continentes participan del 7 al 17 de febrero en la cita, cuya 28 edición rindió homenaje a la obra del escritor cubano Eduardo Heras León, Premio Nacional de Literatura (2014) y de Edición (2001).
Aunque concluirá mañana en esta capital, la feria comienza a extenderse por todas las provincias del país hasta finalizar el 14 de abril, en la oriental ciudad de Santiago de Cuba.
Más de cuatro mil títulos y 800 novedades están a disposición de todos los que elijan enriquecer el espíritu y el intelecto mediante la lectura.