Irene Rodríguez

Irene Rodríguez tiene una fuerza poderosa en sus pies y en su taconeo frenético, así queda hoy en la mente y los corazones de quienes respondieron con vítores a sus pasos en el Joyce Theater de Nueva York.

Anoche fue la primera de las cinco funciones que ofrecerá la agrupación cubana -a cargo de la primera bailarina- en el prestigioso teatro conocido por traer a esta ciudad lo mejor de la danza mundial.

Estoy muy emocionada y feliz por la respuesta del público y sus aplausos, dijo Irene Rodríguez a Prensa Latina al concluir la presentación en dos actos Más que flamenco.

Una de las espectadoras, visiblemente emocionada, elogió la técnica de la bailarina y su compañía, y mostró gran admiración además porque durante el fin de semana asumirán dos funciones en un mismo día: 'es agotador y puede dejar exhausto a cualquiera'.

Pero Emilio Batista, uno de los jóvenes bailarines del grupo, expresó confianza en poder con eso y mucho más.

El público respondió la víspera con euforia a cada una de las piezas: sintió el dolor en los gestos y el movimiento lento de Irene Rodríguez y sus bailarines en La pena negra -inspirada en un poema de Federico García Lorca- y se sacudió en sus asientos con el ritmo de Zapateao.

La extactitud y sincronía de los pasos de El mito, una coreografía donde solo se ven los pies de los danzantes, despertó profunda admiración en el Joyce Theater.

Pero la apoteosis llegó con Amaranto, un solo donde una sensual Irene mira desafiante a los espectadores, reta a sus músicos y obsequia la fuerza poderosa contenida en su cuerpo menudo y la pasión y destreza de su taconeo impetuoso.

El teatro se puso de pie dos veces en Amaranto, y gritó Bravo y Olé y Viva Cuba.

Tras concluir y saludar a la audiencia, y cuando cada quien se preparaba para salir de la sala, vino la improvisación y el movimiento desenfadado, y quedó claro que en la compañía de Irene Rodríguez sabe bailar flamenco hasta el que toca el cajón.

La bailarina y coréografa promete entonces un final diferente en cada presentación para que músicos y danzantes puedan mostrar su arte con más libertad y sentirse más cerca artistas y espectadores.