Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso

La Habana, 21 sep.- El Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso sufrió una afectación leve durante el paso del huracán Irma por Cuba, sin embargo, la voluntad de mantener su programación de funciones marcó el inicio de la recuperación en el sector cultural.

La fuerza de los vientos del poderoso fenómeno meteorológico doblegó a una pequeña escultura alada de la diosa griega de la victoria, ubicada en la punta de una de las cuatro cúpulas idénticas del coliseo, pero el hecho no impidió el funcionamiento de la institución, que apenas sufrió otro daño.

El viceministro de Cultura Fernando Rojas calificó de heroico el esfuerzo realizado por jóvenes bomberos y miembros de la Defensa Civil durante el huracán para retirar de la cúpula a la Nike, como se le denomina en la mitología griega a la diosa de la victoria.

Una caída de la estatua, además de perjudicar a un componente del patrimonio del teatro activo de mayor antigüedad en Latinoamérica, entrañaba un peligro para los transeúntes de la esquina de las calles Prado y San Rafael, de gran concurrencia en la capital cubana.

Según Rojas, el huracán Irma ocasionó daños a 211 instituciones del sistema de la Cultura en Cuba, mas no existen afectaciones graves al patrimonio de la nación gracias a las labores preventivas efectuadas a tiempo en la mayoría de los centros.

De los principales teatros del país, el primero en confirmar su reapertura fue el Gran Teatro de La Habana, con una temporada de la compañía cubana Acosta Danza, del 14 al 17 de septiembre.

Allí el coreógrafo español Goyo Montero logró conectar danza y cubanía en una obra de estreno creada para la compañía de Carlos Acosta a partir de la poética del trovador cubano Silvio Rodríguez, con el título Imponderable.

Quizás para subrayar las potencialidades filosóficas y literarias de las letras de algunas canciones, el coreógrafo le pidió al músico que simplemente las declamara, esta colaboración generó el terreno para una coreografía polisémica, reflexiva y de cierto modo melancólica.

Montero brindó a nueve bailarines de Acosta Danza una oportunidad para reflejar sus personalidades en medio del desamor, el riesgo, la espiritualidad, o ante la nostalgia, la esperanza y la entrega.

El magnífico trabajo musical de Owen Belton sobre las canciones de Rodríguez, combinado con la danza y el diseño de luces de Olaf Lunndt y el propio Montero, enlaza intimidades de los cubanos y de la cubanía poco expuestas en los medios de comunicación.

Lejos de los clichés de la alegría, la sensualidad y el triunfalismo, “Imponderable” despliega luces, oscuridades, anhelos, intentos, búsquedas, frustraciones, persistencia, tenacidad, muestra lo cubano y lo universal dentro de las personas, inclusive dentro de la obra de Rodríguez.

Aunque las canciones usadas son cuatro: Ojalá, Fábula de los tres hermanos, Te amaré y Con 10 años menos, los admiradores de este ícono de la llamada Nueva Trova Cubana encontraron conexiones con historias de otros de sus temas, gracias a la coreografía y un loable empleo de luces.

La compañía danzaria cubana interpretó, además del estreno mundial, una serie de obras, diversa en cuanto a estilos, a tono con su propósito de ofrecer espectáculos integradores desde lo contemporáneo y lo neoclásico.

Conformaron el programa también Belles Lettres, una espléndida pieza lírica del estadounidense Justin Peck, coreógrafo residente del New York City Ballet; y el dueto Nosotros, de los jóvenes creadores cubanos Beatriz García y Raúl Reinoso, que alcanzó su mejor expresión en la naturalidad de una soberbia bailarina: Marta Ortega.

A estos títulos se sumó un clásico de la danza moderna cubana, El cruce sobre el Niágara, de Marianela Boán; y Twelve, gustado divertimento del español Jorge Crecis que exige a los bailarines una máxima disposición física y mental, con elementos deportivos y matemáticos.

Debido a la situación que originó el reciente paso del huracán en el Caribe, una parte del personal artístico internacional que trabajaría en la presente temporada de Acosta Danza no pudo viajar a Cuba.

El hecho obligó a la compañía a realizar ajustes en el programa y, por esa razón, el anunciado estreno mundial de Mermaid (Sirena), coreografía del belga Sidi Larbi Cherkaoui forjada especialmente para Carlos Acosta, debió posponerse.

Entre los efectos de Irma ahora puede contarse esta deuda de la compañía cubana con el público amante de la danza en Cuba. (PL)