El interior de la roca seccionada y pulida en el laboratorio de geología de la Universidad de Pinar del Río. Foto: Deny Extremera.

“Pero la piedrita me la dejan, eh, si eso no perjudica yo quiero quedarme con ella -me dice Basilia Sosa en voz baja cuando la aparto hacia un lado para entrevistarla y que me muestre su piedra-. Yo quiero tenerla de recuerdo porque esto que pasó es tan grande y yo pasé un susto tan grande, y le pedí tanto a la Virgen de la Caridad del Cobre porque yo pensé que era un avión. Yo me decía (se le entrecorta la voz y se le humedecen los ojos): ‘Ay, que no les pase nada’”.

“Estábamos almorzando, fue como a la una y pico, ¿ve?, sentimos el ruido y salimos afuera y vimos el sol y como una bola de humo, y cuando se acabó el estruendo, que entramos, al momentico sentí que algo cayó en el techo de fibra roja. Me dije ‘ay, le están tirando piedras a la casa’, y me asomé por el fondo pero no había nadie. Y entonces oí a la gente diciendo que habían caído piedras del cielo, y me dije ‘entonces aquí cayó una’. Subí y miré, y en la esquina al lado del tanque vi la piedrita oscura, que era diferente a todas las que había allí arriba.

“Pero no me le abrió hueco al techo, parece que porque la fibra es engomada. Si me rompe el techo tengo que dejar de alquilar. En casa de mi hermana sí, es una fibra de esas blancas y le abrió un hueco”.

Y me repite: “El ruido fue horroroso. Yo pensé que un avión se había estrellado. Ahí en el cuarto de atrás yo tengo a una francesa, me dice Tata, y me decía: ‘Tata, pero eso no parece una explosión de avión’. Y mi hijo también me dijo :‘No mami, eso no es una explosión de avión’”.

Basilia Sosa vuelve a subir al techo y muestra dónde encontró la pequeña roca. Foto: Deny Extremera.

Basilia Sosa vuelve a subir al techo y muestra dónde encontró la pequeña roca. Foto: Deny Extremera.

Me la enseña en su mano… Es pequeña. ‘Por una esquinita brilla, yo la raspé con la uña, de atrevida que soy. Todas son iguales”.

Pero ahí interviene otro vecino y dice que no, que son diferentes, “las hay blancas, y amarillas”. Blancas, o color gris claro que alterna con negro: esa zona clara es donde se fracturaron al caer.

“Es como si al Parque Nacional Viñales le hubieran bendecido con esa caída de piedras. A pesar de que cayeron tantos fragmentos de meteoritos, nadie salió herido, ni con un golpe”. Manuel Iturralde Vinent.

“Son diferentes”, dice el vecino de Basilia, pero el geólogo Manuel Iturralde Vinent, que llegó en la noche del viernes a Viñales y desde temprano el sábado está buscando señales de las piedras, testimonios, avistamientos y posibles lugares donde puedan haber caído, ya ha visto las pequeñas que le mostró Luis Deulofeu cerca del Valle de la Prehistoria, y esta de Basilia y otra que trae alguien de la cuadra. En apariencia, la composición de todas es similar.

Basilia muestra la roca a los vecinos. Foto: Deny Extremera.

Basilia muestra la roca a los vecinos. Foto: Deny Extremera.

Iturralde anda en busca de alguien que le preste su piedra, solo para tomar una parte y examinarla en el laboratorio. Un vecino de Basilia le dona una, también pequeña, pero minutos después le traen otra, del tamaño de un puño, y le escucho comentar vía telefónica al astrónomo Oscar Álvarez Pomares que es “la muestra ideal, un micrometeorito”.

La muestra conseguida por Iturralde, tras horas de búsqueda entre los pobladores, tiene la configuración externa de un meteorito, ovoidal, con bordes angulares, formas cóncavas y convexas en su superficie. Tiene una fractura original, del momento en que se separó del meteorito mayor o de una de sus partes, y tiene otra, de color más claro, por el choque contra el suelo.

“La composición mineralógica es igual a la de las otras muestras que hemos visto; se trata de rocas provenientes del mismo cuerpo”, dice.

La oscura pátina “es muy fina y está en contacto abrupto con el interior. No hay una transición entre la pátina y el interior de la roca, sino que hay un cambio brusco. Lo interesante hasta ahora es que hay consistencia, las muestras que hemos visto, procedentes de diferentes lugares, tienen la misma composición. Se trata de un mismo cuerpo cuyos fragmentos están dispersos en toda esta región”.

geólogo Manuel Iturralde Vinent

“Prácticamente es una lluvia de meteoritos lo que ocurrió, al estallar y fragmentarse el meteoro luego de entrar en la atmósfera”. Foto: Deny Extremera.

El meteorito de Viñales 2019

Un radar de Cayo Hueso, del Servicio Meteorológico Nacional de EE.UU., detectó el fenómeno pasadas las 13:00 horas del viernes, según el sitio de la American Meteor Society. Los datos de un satélite de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) indican las 13:17.

A esa hora, miles de personas en casi todo el territorio de Pinar del Río escuchaban un fuerte estallido, o dos estallidos, o un estruendo mantenido; sentían que vibraban puertas y otros objetos, se disparaban las alarmas de autos y motos y veían una bola de humo gris o la estela de color blanco que dejaba el meteorito en el cielo.

Algunos pensaban que tronaba e iba a llover, aunque era fuerte el sol ese día. Otros pensaban en balones de gas o calderas que habían explotado, un avión que caía o que había roto la barrera del sonido, un trueno, un ejercicio militar.

El meteorito de Viñales en imágenes de satélite. Imagen: The Weather Network.

El meteorito de Viñales en imágenes de satélite. Imagen: The Weather Network.

Datos de satélites de Estados Unidos y Canadá indican que el meteorito estalló a una altura de ocho kilómetros, y que tenía cuatro metros de diámetro (en su eje más largo) al entrar a la atmósfera (al menos a una velocidad de 40 mil km/h, aunque la velocidad terminal tras pasar por la atmósfera baja generalmente a unos 300 km/h).

Según Severe Weather Europe, con base en datos de satélite y en comparaciones con eventos similares, la masa de la roca sería de más de diez toneladas. Expertos de este servicio estimaron en 20-30 km la altura en que comenzó a estallar, liberando una energía equivalente a varios kilotones de TNT. Solo una pequeña parte (entre el uno y el tres por ciento) habría llegado a tierra en forma de meteoritos.

En 2013, el meteorito de Chelíabinsk, Rusia, de unos 20 metros de diámetro, liberó unos 500 kilotones al estallar a decenas de kilómetros de altura.

Según expertos, la explosión del meteorito de Viñales 2019 -al igual que las de cuerpos similares- ocurrió por las inmensas fuerzas que recibía el cuerpo mientras transitaba por la atmósfera, que rápidamente se hizo más densa en la medida en que bajaba y se adentraba en ella; presiones diferentes en distintas partes de la roca, y fuerzas internas cuando comenzó a quebrarse.

Sobre testimonios de que fueron vistos caer meteoritos en Matanzas, el astrónomo Oscar González Pomares consideró que se trata del propio meteorito de Viñales, con una trayectoria que fue apreciada de Fort Lauderdale (Florida) a Viñales y que pasa cerca de Matanzas. “Lo que vieron debe de haber sido lo mismo que vieron otros observadores en la Florida, por ejemplo”. Quizá por la perspectiva, por imaginación, algunos afirman haberlo visto caer en el mar.

Un radar de Cayo Hueso arrojó un estimado de ocho kilómetros sobre la altura en que estalló el meteorito del viernes 1ro de febrero. Hay otras estimaciones. Basado en el tiempo de la explosión sónica en uno de los videos grabados por residentes de la provincia de Pinar del Río, Abel Méndez, astrobiólogo en la Universidad de Puerto Rico, calcula que estalló a 15 kilómetros de altura.

Iturralde llevó la muestra al laboratorio de geología de la Universidad de Pinar del Río, se seccionó la roca y se pulió la superficie para un análisis mineralógico, pero las condiciones tecnológicas no permitieron resultados específicos.

Sin embargo, el geólogo cubano dio a Cubadebate algunas conclusiones que llevan en sí el valor de sus grandes conocimientos y experiencia.

Pequeña roca con clara fractura (zona clara) por la caída. Foto: Deny Extremera.

Pequeña roca con clara fractura (zona clara) por la caída. Foto: Deny Extremera.

Una roca muy densa, de otro planeta

“Es como si al Parque Nacional de Viñales lo hubieran bendecido con esta lluvia de micrometeoritos, y a pesar de que cayeron tantos fragmentos de piedra, nadie salió herido. Es algo muy afortunado”, dice el científico cubano, tomando en cuenta que el cono de impacto incluyó al poblado de Viñales, a una hora del día en que podía haber mucha gente en la calle, y también a zonas del Valle por donde transitan decenas de excursionistas.

Con fragmentos del meteorito en sus manos, explica que debe provenir de la capa externa de un planeta que estalló hace millones de años. “Yo lo veo con una composición muy ácida, a pesar de que está pesado. Por ejemplo, las rocas que forman el manto superior de la Tierra son las serpentinitas, color verde, color azul oscuro, o sea, rocas más densas, más pesadas, con un color oscuro debido al olivino y otros minerales ferro-magnesianos. Hay que estudiarlo bien. Puede venir de la zona más externa de un planeta, compuesta por rocas más ligeras”.

Con base en lo observado en el laboratorio, un análisis que pudiera considerarse preliminar, precisó que “se trata de una roca rara, extremadamente densa, muy fuera de lo común, con un enjambre de minerales metálicos grande. Rica en minerales de hierro, sulfuro de hierro, pero no parece ser un sulfuro de hierro que conozcamos a simple vista. También tiene una serie de minerales ferro-magnesianos que se parecen a algunos de los que son terrestres, pero hay que estudiarla más para identificarlos”.

“Todo parece indicar que se trata de un condrito. Esta roca es lo más extraterrestre que pueda ser”, concluye.

En gris claro la zona de impacto de uno de los meteoritos junto al portal de Luis Deulofeu. Foto: Deny Extremera.

En gris claro la zona de impacto de uno de los meteoritos junto al portal de Luis Deulofeu. Foto: Deny Extremera.

Cono de impacto: Viñales

El estallido que fracturó definitivamente la roca generó un cono de expansión de los fragmentos que parte desde el punto de explosión y se ensancha a medida que se aleja. No explota hacia atrás ni hacia los lados porque hay un componente balístico de alta velocidad que lleva todo hacia adelante. Dentro de ese cono de impacto está Viñales.

“Lluvia de meteoritos” es un término usado para otra manifestación, pero Iturralde dice que lo ha tomado libremente para referirse a lo acontecido en Viñales “porque lo que cayó aquí fue una lluvia de micrometeoritos. Incluso, hay meteoritos pequeños, no hay siquiera que decir micro, simplemente lluvia de meteoritos. Todos los fragmentos caen en el perímetro y el interior del Parque Nacional de Viñales. Es un área poblada, por tanto, hubo muchos observadores.

“En otras áreas, más al norte, al noroeste, quizá también cayeron, pero no se ha buscado. Pero cubre todo el ancho y largo, y tal vez un poco más, del Parque Nacional de Viñales. Se informó que hizo su primera explosión a más de ocho mil metros de altura, pero aquí se sintieron varias explosiones. Cuando el meteorito entra en la parte baja de la atmósfera, más densa, lógicamente, al venir a una velocidad alrededor de la del sonido se generan esos estallidos. Un efecto natural del aire. Esto parece que fue fracturándolo más y más.

“Imagino que el cuerpo original tendría la forma que generalmente tienen los meteoritos, más larga en un eje, como oval, con formas conchoidales en su superficie, dadas por la relación dinámica entre un fluido o un gas y un sólido. En el contacto entre un gas o un fluido y un sólido se forman remolinos, y cuando esta roca entró a la atmósfera terrestre se formaron en torno al meteorito grande y los que se fueron separando remolinos prácticamente de fuego, que afectaron sus superficies. Por eso todas las piedras revisadas tienen las mismas características en su exterior. Al igual pasa con el agua y las rocas, por ejemplo, en las cavernas”.

Cerca del Campismo Dos Hermanas y del Mural de la Prehistoria pudimos ver las huellas de la caída de un fragmento en una superficie de concreto. Iturralde recuerda que “el impacto dejó una marca fuerte. Se ven las trazas radiales de los fragmentos expulsados en todas direcciones. El golpe es duro. Hubo otros sitios en que las rocas caídas se enterraron varias pulgadas en el suelo. Muchos dicen que estaban fríos, es normal porque son fragmentos pequeños que antes de llegar a tierra pasaron por zonas de aire más frío”.

Este techo, cerca de la base de campismo Dos Hermanas, quedó en la trayectoria de uno de los fragmentos de roca. Foto: Deny Extremera.

Este techo, cerca de la base de campismo Dos Hermanas, quedó en la trayectoria de uno de los fragmentos de roca. Foto: Deny Extremera.

Viñales y la historia de los meteoritos

Iturralde recalca que “hemos tenido la suerte de que ocurriera este fenómeno en Viñales, un sitio en cuyos alrededores hay un récord del impacto del meteorito que hace 65 millones de años generó la extinción de los dinosaurios y muchas otras especies, que cambió el clima y la vida en la Tierra.

“En la localidad de Moncada hay una sección de detritos provenientes del impacto de ese gran meteorito en Yucatán. Ahora tenemos en toda el área del Parque Nacional Viñales detritos de una lluvia de meteoritos que cayó el viernes 1ro de febrero”.

Otro capítulo en la historia geológica de Viñales

Es domingo. Hay tiempo hermoso y cálido en Viñales, cielo azul y una luz que pone a veces marcados contrastes en las paredes verticales de los mogotes, entre el color oscuro de la roca y sus oquedades y el verde que le circunda y arropa. Hay excursionistas en bicicleta por doquier, o caminando por senderos, entre bohíos, por las cunetas.

Siguen abiertas las casas de renta, los negocios de artesanía y los restaurantes. Sigue la vida. Eso sí, parece que los viñaleros miran un poco más hacia el cielo, y hacia el suelo. Y es inevitable que sigan contando historias de lo que vieron y sintieron el viernes 1ro de febrero, hace pocas horas.

La vida continúa en el Valle de Viñales, que ahora tiene otra historia que contar en su historia geológica mayor. Foto: Deny Extremera.

La vida continúa en el Valle de Viñales, que ahora tiene otra historia que contar en su historia geológica mayor. Foto: Deny Extremera.

Veo a quienes caminan demasiado lentamente, mirando atentamente el camino, por el Valle de Viñales. Quieren encontrar, y tener, una parte del meteorito de Viñales. Algunos llevan imanes consigo; dicen que las rocas del meteorito los atraen porque tienen metal. Me cuentan que hay algunos vendiendo, y otros que compran meteoritos. No los vi, pero es muy posible.

En realidad, todos tienen derecho a mantener consigo una piedra de las que cayó del cielo.

Pero un meteorito es más que una roca que viene del espacio extraterrestre, parte de un planeta que estalló hace millones de años.

“Nosotros, para penetrar en el interior del planeta, hacemos perforaciones y llegamos a diez kilómetros, no mucho más. La capacidad de mirar dentro del planeta es limitada. Hay métodos indirectos para ‘ver’ lo que hay bajo nuestros pies, hasta el núcleo. Pero en este caso, el meteorito nos trae fragmentos de un planeta posiblemente semejante a la Tierra, porque evidentemente es un planeta de estructura, digamos, de Sistema Solar, y que está en una órbita de tipo terrestre.

“Esos fragmentos son muestras del interior de un planeta, un planeta que puede ser semejante al nuestro, que podemos comparar. Por ejemplo, la antigüedad de la Tierra se estableció mediante un meteorito que cayó en Arizona, se pudo determinar en 4 800 millones de años, aproximadamente.

“El tipo de meteoritos como ese que permitió datar a nuestro planeta salen del núcleo y vienen de una zona de asteroides que se convierten en meteoritos cuando caen a la Tierra.

“Esos meteoritos del núcleo, sideritos, nos pueden permitir determinar la antigüedad de planetas tipo terrestre. Los otros, que son meteoritos pétreos, rocosos, como este condrito que tengo en la mano, uno de los que cayó en Viñales, nos dan la oportunidad de ver la estructura de la parte media del planeta, lo que es el manto y la parte superior del planeta. La composición química del universo es la misma, lo que cambia es la proporción”.

Para Iturralde, “es una oportunidad tal vez única en la vida de un especialista. Tener este material para estudiarlo. Se deben hacer estudios más profundos sobre la composición y otros elementos para llegar a conclusiones más profundas que en este momento en que estamos sentados en Viñales (19:50 del sábado 2 de febrero), a un día de haber caído el meteorito, no están aún a nuestro alcance”.

Cada cual tiene derecho a conservar una de estas piedras, si la vio caer o si la encontró o encuentra. A otros puede ocurrírseles ponerlas en venta.

Pero antes de que se conviertan en pieza de mercado, suvenires de Viñales en una mesa o cesta de recuerdos de viajes, piense un momento: es mejor que queden a resguardo del Museo de Ciencias Naturales de Pinar del Río o de alguien responsable en espera de que se materialice algún proyecto de museo o centro de interpretación dedicado al meteorito y a la historia geológica de Viñales, un valor más en esta región Paisaje Cultural de la Humanidad, agraciada por la naturaleza y bendecida el viernes 1ro de febrero de 2019 por una ‘lluvia de meteoritos’ que no tocó a nadie.

Esas piedras son ya parte de la historia de Viñales.

Testimonios: Vi, escuché, sentí el meteorito de Viñales

 
Adonis Martínez entregó a Iturralde la roca de tamaño de un puño que fue seccionada en el laboratorio de geología de la Universidad de Pinar del Río. Foto: Deny Extremera.

Adonis Martínez entregó a Iturralde la roca de tamaño de un puño que fue seccionada en el laboratorio de geología de la Universidad de Pinar del Río. Foto: Deny Extremera.

Adonis Martínez trajo la piedra del tamaño de un puño que fue seccionada en el laboratorio de geología de la Universidad de Pinar del Río. Vive en Los Jazmines, cerca del poblado de Viñales.

“Mi mamá sintió los estruendos y pensó que eran truenos. Y dijo ‘mira eso, tronando con el sol que está haciendo’. Salió afuera y vio el humo. Y no vio más nada. Al rato vimos la nube de humo, y luego bajé hacia el Valle, donde me dijeron que habían caído los fragmentos del meteorito. Quería buscar lo más grandes, me dijeron que ahí cayeron más grandes. No encontré uno que me dijeron había caído en un corte de caña”.

“Vamos, que aquí no hay nada”, dijo, pero un amigo le insistió: “Aquí cayeron, si casi me da una piedra a mí, yo tuve que esconderme detrás de una mata de mango”. Cuando regresaban, el amigo se empezó a quitar guizazos de la ropa y ahí, junto a él, Adonis vio el hueco. “Mira, ¿esta no debe ser una de esas piedras? Esto está acabado de caer aquí”.

Cuenta que “estaba enterrada como a tres pulgadas, la saqué con un palo y la enjuagué bien y alguien me dijo que sí, que era, porque cerca habían recogido otra un poco más chiquita y era igual. Mucha gente quería ir allá abajo al Valle porque dicen que sí, que cayeron bastantes. Dice un muchacho que en un pinar se sintió cómo las piedras golpeaban los palos”.

Juan Gallardo Valdés, natural de Viñales, 68 años, trabaja como práctico en la zona del valle y los mogotes.

“Nosotros estábamos en la casa de unos amigos, conversando, por el mediodía, y sentimos como un ruido ensordecedor. Salimos afuera y vimos una nube grisácea, de color gris oscuro, que venía del noroeste, y ahí sentimos una gran explosión, luego un silencio total y después los comentarios de las personas.

“Unos pensaban que era un avión, otros que un ejercicio militar, y no era nada de eso, era un meteorito y se esparció por casi todo el municipio de Viñales. La mayor concentración cayó en el Mural de la Prehistoria y en barrio Palmarito, en toda esta zona del Valle de Viñales, y en el centro del pueblo de Viñales cayeron también. Por ahí se encontraron fragmentos del meteorito. Hay personas que tienen muestras.

“Después de que se investigue el fenómeno, tenemos la intención de en conjunto con las autoridades, poner esas muestras en exhibición. Para que siempre estén ahí y que turistas de otros países y cubanos puedan ver qué pasó en Viñales”.

 

Manuel Iturralde analiza una de las rocas caídas junto al portal de la casa de Luis Deulofeu. Foto: Deny Extremera.

Manuel Iturralde analiza una de las rocas caídas junto al portal de la casa de Luis Deulofeu. Foto: Deny Extremera.

El viernes 1ro el Parque Nacional Viñales cumplía 18 años de haber sido creado por acuerdo del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, en 2001. Luis Deulofeu, que vive cerca del Mural de la Prehistoria y es delegado del Poder Popular, recuerda que “la fiesta la organicé yo aquí en la circunscripción, y estuvimos juntos todo el día con el director del Parque. El meteorito se la tragó”. Junto al portal de su casa cayó una roca que se deshizo en pedazos más pequeños. Allí quedaron la marca del impacto y huellas de la expansión radial de los fragmentos más pequeños.

 

Alguien pensó que eran bombas. Algunos decían que había sido un avión. Era un ruido denso, pero como lejano”. Foto: Deny Extremera.

Alguien pensó que eran bombas. Algunos decían que había sido un avión. Era un ruido denso, pero como lejano”. Foto: Deny Extremera.

En la base de campismo Dos Hermanas, cerca del Mural de la Prehistoria, se escuchó como una lluvia de piedras pequeñas que caían entre los árboles. En la cocina pensaron que se les iban a echar a perder los pollos que preparaban por el “palo de agua que iba a caer”.

 

Lázaro, jefe de recreación, cuenta que “las piedras eran como una liga de metales quemados, compactados… Una buena cayó por allá, en un monte. Las ventanas vibraron… Alguien pensó que eran bombas. Algunos decían que había sido un avión. Era un ruido denso, pero como lejano”.

Uno de los trabajadores sintió el zumbido de algo que pasaba cerca. “Se siente la velocidad a la que cayó… Y a la velocidad que uno sintió es de suponer que los pedazos se enterraron. ¿Cuántos pedazos no habrán caído en los mogotes?”, se pregunta Lázaro.
 

Jorge Rivera, de Pinar del Río, trabaja en Viñales. Habló con nosotros en Viñales, tarde el propio viernes en la noche. Cuando llegó el meteorito estaba en su casa, en la capital provincial. “Oí el estruendo, los estruendos, y dije ‘qué avión más raro’. Porque la explosión cuando un avión rompe la barrera del sonido hace uno solo, un solo sonido fuerte… Y luego ves la estela que deja la condensación de los gases. Ahí se oyó más de una explosión, fue por capas”.

 

Raiko Valdés, de Pinar del Río. “Fueron dos explosiones y yo creo que la tercera más fina. Las explosiones fueron a la 1:15, puede ser que 1:10… Poco después de pasada la una. Yo estaba en Pinar del Río, y tengo 32 años y nunca viví algo como eso… Había gente diciendo ‘explotó un transformador’, pero un transformador es un niño de teta delante de esto que se oyó.

“En mi casa la terraza tiene una fibra de metal y vibraba muy fuerte. Un amigo me contó haber visto algo que venía, algo fuera de lo normal… Le comenté a mí hermano y fue cuando escuchamos la explosión y vimos el humo rojo que salió.

 

Julio Figueroa, chofer, de Varadero, estaba en Viñales esa tarde. “Primero sentí un zumbido muy fuerte, como la turbina de un avión, y a los pocos segundos como una explosión. En ese momento pensamos que era un avión que estaba cerca, volando bajito. Fue lo que nos vino a la cabeza.

“De donde estábamos parados no vimos nada. Nosotros estábamos conversando, había copas encima de la mesa. Y se movió todo, vibró. Con la explosión la mesa vibró. Primero fue un ruido y luego la explosión. El silbido fue de menos a más, fue aumentando y se fue agudizando hasta una explosión”.

 

Eloy Acosta, de Pinar del Río, trabaja en el establecimiento Las Barrigonas, en la autopista La Habana-Pinar del Río. “Lo que sentí fue una explosión como el disparo de un cañón. Pero no fue como los días de la defensa, las bombas esas, que parecen que están húmedas… Fue un cañonazo seco, muy seco, sólido. Al lado de mi casa hay una presita, y en la presita hay un poco de basura, y la basura se movió, se levantó. La gente salió para la calle. Lo más desagradable del mundo.

“En la ciudad de Pinar del Río no se sintió un ruido largo, fue un estruendo, un bombazo, y salimos y estaba el humo ahí… Yo no vi nada iluminado, vi el humo allá arriba. No se vio nada caer al piso. Nos quedamos parados y yo, bromeando, le decía a la gente: ‘¿Por qué se ponen las manos en la cabeza, nos están tirando?’.

“Pero el caso es que yo había acabado de instalar mi fogón de balón, y primero pensé que se había explotado y fui a la cocina, y vi que no pasaba nada. Fue entonces que salí al patio. El bombazo más desagradable del mundo, vayan a Pinar del Río y cualquiera les va a contar lo mismo”.

 

Ernesto Hernández también trabaja en Las Barrigonas. Hablamos con él y con Eloy al parar en ese lugar la noche que viajamos de La Habana a Viñales. “Vivo en Piloto, a 15 o 20 km de Viñales, y allí se sintió más extenso, como un trueno largo, era algo que vibraba, yo me levanté y toqué el aire acondicionado de mi cuarto, porque pensé que era eso, y cuando salí de la casa se veía el humo

“Eloy dice que fue un bombazo pero yo lo oí diferente, me paré y toqué la ventana y la ventana vibraba. Yo sentí como algo que iba cayendo y se iba rompiendo. Un trueno largo. Y había un humo negro, como algo quemado. El humo estaba de frente al sol, y era algo cayendo, algo rompiendo. De hecho, las primeras noticias de gente en Internet fueron sobre un avión que se caía. Fue como a la una y algo.

 

Raimundo Ramos Banteur, guía de turismo, estaba en Viñales: sentí un ‘bu-bu-bu” y pensé que era un camión, y luego ‘ta-ta-ta-ta’ y pensé que era un tractor… Todo el mundo se paró. Y se empezó a mover la mesa. Veía a todo el mundo mirando al cielo y me decía ‘por qué’. Alguien vio una nube”.

 

Con Héctor Piñeiro, chofer de Transtur, conversamos al pie del Mural de la Prehistoria. “Yo estaba en la esquina donde grabaron uno de los videos que se han visto en las redes sociales. Cuando se sintió el ‘bum’ abrí la puerta de la guagua, vi a gente corriendo y mirando hacia arriba. Ahí frente a Tele Pinar había un espacio de parqueo… La gente empezó a decir que si un avión, que si otra cosa… Escuché dos golpes duros. Dos”.

 

Caídas de meteoritos desde 2009 (14 en enero y febrero)

Según los registros de la American Meteor Society, entre finales de 2009 y principios de 2019 se han reportado 77 caídas de meteoritos.

Desde 2009, un total de 14 meteoritos han caído en la segunda quincena de enero o en el mes de febrero:

Febrero 1, 2019. Viñales, Cuba

Enero 16, 2018. Hamburg, MI, Estados Unidos

Febrero 16, 2017. San Pedro de Urabá, Colombia

Enero 24, 2016. Osceola, FL, Estados Unidos

Febrero 18, 2016. Mount Blanco, TX, Estados Unidos

Febrero 6, 2016. Ejby, Dinamarca

Febrero 27, 2014. Kuresoi, Kenya

Febrero 15, 2013. Chelíabinsk, Rusia

Febrero 11, 2012. Xining, China

Febrero 4, 2011. Krizevci, Croacia

Febrero 28, 2010. Kosice, Eslovaquia

Enero 18, 2010. Lorton, VA, Estados Unidos

Febrero 15, 2009. Ash Creek, TX, Estados Unidos

Enero 17, 2009. Maribo, dinamarca